La caja vasca recalca que el motivo es la situación de la francesa bilbao. Crédit Agricole sorprendió ayer al dar marcha atrás en su plan de absorber la cooperativa rural de crédito Ipar Kutxa, que iba a materializar a través de su integración de dicha caja en su filial Bankoa. La entidad resultante de aquella operación iba a sumar 5.300 millones en activos, por lo que su tamaño no era muy relevante, pero sí el hecho de que suponía la primera reordenación financiera transfronteriza. El motivo que comunicó ayer Crédit Agricole a la Comisión nacional del Mercado de Valores (CNMV) a través de su filial vasca Bankoa, fue que "la situación de los mercados financieros, agravada sustancialmente en las últimas semanas" hace que las "condiciones actuales no son las más propicias" para seguir adelante con el proyecto, por lo que lo da por finalizado. Tras difundirse el comunicado de Crédit, Ipar Kutxa reaccionó con uno propio para tratar de quitar toda sombra de duda sobre los verdaderos motivos de la paralización del proyecto, desligándola por completo de la situación financiera de la caja rural vasca y relacionándola con el plan de reducción de deuda en 50.000 millones que Crédit Agricole ha adoptado a raíz de su exposición al riesgo griego. Ipar Kutxa, insiste en defender que su integración en Bankoa "era una operación concebida a largo plazo" y que avanzaba según el calendario previsto. "Se trataba -recalcan- de un proyecto estratégico de futuro beneficioso para ambas partes y, por tanto, no debería haberse visto condicionado ni influido por factores ajenos a la naturaleza del propio pacto". Los cierto es que la ruptura del acuerdo deja arrinconada a Ipar Kutxa, caja que buscaba en esta alianza ganar dimensión para competir en el mercado financiero.