La paciencia de Suiza se acabó a las 10 de la mañana del pasado martes. A esa hora, el Banco Nacional de Suiza (BNS) anunció que, "con efectos inmediatos, no tolerará que el franco se cambie amenos de 1,20 unidades por euro", un cruce que defenderá con "la mayor determinación", para lo que la institución "está preparada para comprar divisa extranjera en cantidades ilimitadas". Dicho y hecho, los "efectos inmediatos" fueron una realidad. El franco suizo pasó a depreciarse cerca de un 10 por ciento contra prácticamente todas las divisas del mundo. Era el trecho que tenía que atravesar el euro para pasar de los 1,12 francos en los que se encontraba hasta los 1,20 francos establecidos como referencia por la entidad helvética. Con esta decisión, Suiza reactivó la guerra de las divisas. Es decir, el conflicto con el que distintos países, principalmente emergentes, como China, Brasil o Corea del Sur, y otros desarrollados, como Japón o Suiza, intervienen para frenar la escalada de sus monedas y evitar así los impactos negativos que una divisa fuerte puede ejercer sobre la economía en tiempos de crisis. Porque la decisión del BNS es una muestra de hartazgo. Cansada de la fortaleza del franco, que en las últimas semanas había marcado máximos históricos contra el euro y el dólar por su condición de activo refugio, pasó a la acción de forma autónoma, sin coordinarse con otros bancos centrales para frenar la escalada de su moneda. Lo hizo para luchar contra una doble amenaza: "La masiva sobrevaloración actual del franco suizo supone una grave amenaza para la economía helvética y conlleva el riesgo de un escenario deflacionista -caída general de los precios-", aseguró la entidad en su comunicado oficial. Estos temores no son infundados. En el segundo trimestre, la economía creció a una tasa interanual del 2,3 por ciento, la más reducida desde 2009. Y en cuanto a los precios, en agosto retrocedieron por tercer mes consecutivo. Lo hicieron a una tasa intermensual del 0,3 por ciento, que conducen a una tasa interanual del 0,2 por ciento, la más baja desde noviembre. Éxito temporal Para Nick Beecroft, consultor de divisas de Saxo Bank, "el anuncio del Banco Nacional de Suiza tiene todas las posibilidades de ser un éxito". Igualmente, Kathy Lien, responsable de divisas de FX360.com y GFT, también considera que no conviene menospreciar la capacidad del BNS. "Dada la seriedad y la agresividad con la que ha adoptado la decisión, hay una posibilidad razonable de que su medida funcione durante unos meses", valora, aunque matiza que "será una batalla difícil porque en la medida en que continúen los problemas de la deuda soberana en Europa, los inversores todavía estarán tentados de aparcar su dinero en francos suizos". Diferentes impactos Una medida de esta magnitud surte efectos variados e inmediatos. Algunos beneficiosos y otros, no tanto. Favorece a las personas que tengan hipotecas en francos, porque ahora deberán reunir menos euros para pagar las cuotas; perjudica, en cambio, a quienes tengan inversiones en francos, puesto que, a la hora de repatriar las rentabilidades, éstas mermarán -ver gráfico-. Al mismo tiempo, el movimiento de Suiza, según Kathy Lien, "deja al oro como único refugio verdadero".