La operación en Italia queda aparcada por unos años e intentarán replicarla en Portugalmadrid. Dicen que cuando se cierra una puerta se abre una ventana, y éste parece ser el razonamiento de Abertis. Hace un año, la concesionaria catalana recibió un portazo en la narices del Gobierno italiano, que puso todo tipo de trabas a su proyecto de fusión con Atlantia, hasta conseguir frenarlo. En cambio, hace un mes, la suerte sonrió al grupo catalán cuando le ofrecieron adquirir el 4,58 por ciento del portugués Brisa, el otro pilar de su proyecto Mediterráneo, dirigido a convertir a Abertis en la gran autopista del sur de Europa. Dicho y hecho, la compañía dirigida por Salvador Alemany cerró la operación en Portugal, se convirtió en el segundo accionista, con un 14,58 por ciento del capital, y empezó a barajar la posibilidad de realizar una operación corporativa, por ejemplo, una fusión. Así lo reconoció ayer el consejero delegado del grupo, quien negó radicalmente que vaya a lanzar una opa hostil sobre Brisa, y también dejó claro que no está ahí para hacer plusvalías: "Queremos avanzar en nuestro modelo europeo, como en su momento se hizo en Italia y Francia", aseguró Alemany. Siempre optimista, predijo que "algún día se darán las circunstancias para hacer un proyecto conjunto" con Brisa. Horizonte que tampoco descarta en Italia, pero en este caso "va para largo y, consecuentemente, no es bueno seguir pensando en ello. Lo haremos mucho mejor si en algún momento podemos trabajar fuera de los focos y las presiones". Mientras espera a este gran proyecto de autopistas, la compañía sigue creciendo en telecomunicaciones, donde espera recibir en breve el visto bueno del Consejo de Ministros a la compra de Hispasat; y en aeropuertos, donde ha presentado una oferta por el aeródromo de Beauvais, ubicado a 80 kilómetros al norte de París. La compañía puja por esta concesión de quince años en alianza con su filial gala Sanef. Frente a ella se erigen gigantes franceses como la constructora Vinci o el ex socio de FCC, Veolia.