La posible compra de bonos por parte del BCE baja la presión sobre Madrid y RomaLa posible compra de bonos por parte del BCE baja la presión sobre Madrid y RomaLa posible compra de bonos por parte del BCE baja la presión sobre Madrid y Romamadrid. Los mercados se despertaron ayer con un ojo puesto en el Banco Central Europeo (BCE) y las informaciones que apuntan a que ha comprado bonos españoles e italianos en los mercados secundarios. Mientras Luc Coene, gobernador del Banco Nacional de Bélgica y consejero del BCE, aseguraba que están listos "para hacer los esfuerzos necesarios para ayudar en esta situación a Italia y España", las primas de riesgo de ambos países se relajaban hasta los 374 y los 369 puntos respectivamente, trasladando la linea de fuego de la crisis de deuda soberana a las filas italianas por primera vez desde mayo de 2010. Después de haber tocado la peligrosa linea roja de los 400 puntos básicos, el diferencial de los bonos españoles con el alemán registraba una pronunciada caía de 7,27 por ciento frente al descenso del 3,97 por ciento registrado por el italiano, cuya economía se ha situado en el punto de mira de los mercados y de las instituciones europeas que le reclaman más ajustes y acelerar las reformas. "El BCE ha mostrado su voluntad de actuar. Ya se ha preguntado por el precio de los bonos italianos pero para que el organismo compre Berlusconi debe acelerar las reformas", aseguraron fuentes de banco recogidas por Reuters. Por su parte, el comisario europeo de asuntos económicos Olli Rehn exigió mayor celeridad en las reformas de ambos países aunque quiso acallar los rumores asegurando que "no va a haber rescates". Así las cosas, la manifiesta voluntad del BCE de adquirir deuda periférica tuvo un efecto balsámico más intenso en los bonos madrileños que en los romanos. El interés que pagan los mercados por la deuda española cayó hasta el 6,04 por ciento, por debajo de la italiana que llegó al 6,08 por ciento. La jornada de ayer da cuenta de que esta era la noticia que los mercados esperaban escuchar de boca del presidente del BCE Jean Claude Trichet. A su rueda de prensa, en la que insinuó que compraría deuda portuguesa e irlandesa, le siguió el desplome de todas las plazas. Sin embargo, la jornada de ayer no pudo ser más diferente para Milán y Madrid. Tras registrar alzas, cerraron con ligeras bajas. El índice selectivo Ftse MIB de Milán retrocedió un 0,70 por ciento influenciado también por el buen comportamiento de su banca. Una jornada errática El otro ojo de los mercados estaba puesto en el dato de empleo EEUU en el que esperaban encontrar una respuesta a una de las grandes amenazas que acecha a la economía mundial y hunde las bolsas: la desaceleración de economía norteamericana. A las 14.30 horas (españolas) llegó, sorprendió pero no convenció. Las bolsas europeas bajaron, el oro alcanzó los 1.653,55 dólares y Wall Street protagonizó una de sus jornadas más erráticas. El índice norteamericano se despertó en positivo y en un primer momento llegó a registrar alzas de hasta el 1,23 por ciento. Este optimismo vino impulsado por el dato del paro de EEUU que fue mejor de lo esperado, aunque no terminó de despejar los temores de desaceleración económica. Unas dudas que llevaron a un titubeante Wall Street a saltar de los números negros a los rojos durante toda la jornada hasta que finalmente se quedó en el lado de las (leves) subidas registrando alzas del 0,54 por ciento a media sesión. El S&P en su contra cerró en negativo y no recuperó el soporte perdido el jueves de los 1.250 puntos. El índice cerró la semana en 1.199,38 punto, muy lejos de su soporte y de la esperanza alcista. El mareo tocó de lleno al Ibex que, animado por la relajación de sus bonos, llegó a registrar subidas por encima del 1,2 por ciento. Finalmente, el selectivo se dejó arrastrar por el pesimismo inicial de la plaza norteamericana y cerró en los 8.671 puntos tras ceder el 0,18 por ciento poniendo punto y final a una semana en la que ha acumulado caídas del 9,96 por ciento. El resto de las plazas europeas parecían tenerlo mucho más claro. Tanto la bolsa alemana como la inglesa registraron caídas por encima del 2 por ciento. El temor a que la locomotora de Europa se vea lastrada por una posible recesión de EEUU llevó a los accionistas a atacar por octava jornada consecutiva al indicador Dax. El bastión alemán se hundió un 2,78 por ciento acumulando descensos del 12,89 por ciento en lo que va de semana. En esta misma línea se sitúa el Ftse londinense, que cayó un 2,71 por ciento hasta los 5.246,9 puntos. La fuerte exposición de los bancos franceses sobre la deuda italiana se dejó notar en el Cac 40 parisino que tras una semanas con fuertes caídas ayer cedió un 1,26 por ciento. La desaceleración de la EEUU y la falta de soluciones en la UE también se dejaron notar en el precio de las materias primas. El west texas, barril de petróleo de referencia en EEUU, se mantuvo plano tras registrar una bajista desde el pasado 29 de julio, cuando se publicó el mal dato de PIB de EEUU. El crudo, que ha roto la barrera de los 90 dólares, se situó al cierre de esta edición en los 87,04 dólares. Por su parte, el crudo tipo brent se dio la vuelta y registró alzas de 1,93 por ciento hasta llegar a los 109,3 euros. madrid. Los mercados se despertaron ayer con un ojo puesto en el Banco Central Europeo (BCE) y las informaciones que apuntan a que ha comprado bonos españoles e italianos en los mercados secundarios. Mientras Luc Coene, gobernador del Banco Nacional de Bélgica y consejero del BCE, aseguraba que están listos "para hacer los esfuerzos necesarios para ayudar en esta situación a Italia y España", las primas de riesgo de ambos países se relajaban hasta los 374 y los 369 puntos respectivamente, trasladando la linea de fuego de la crisis de deuda soberana a las filas italianas por primera vez desde mayo de 2010. Después de haber tocado la peligrosa linea roja de los 400 puntos básicos, el diferencial de los bonos españoles con el alemán registraba una pronunciada caía de 7,27 por ciento frente al descenso del 3,97 por ciento registrado por el italiano, cuya economía se ha situado en el punto de mira de los mercados y de las instituciones europeas que le reclaman más ajustes y acelerar las reformas. "El BCE ha mostrado su voluntad de actuar. Ya se ha preguntado por el precio de los bonos italianos pero para que el organismo compre Berlusconi debe acelerar las reformas", aseguraron fuentes de banco recogidas por Reuters. Por su parte, el comisario europeo de asuntos económicos Olli Rehn exigió mayor celeridad en las reformas de ambos países aunque quiso acallar los rumores asegurando que "no va a haber rescates". Así las cosas, la manifiesta voluntad del BCE de adquirir deuda periférica tuvo un efecto balsámico más intenso en los bonos madrileños que en los romanos. El interés que pagan los mercados por la deuda española cayó hasta el 6,04 por ciento, por debajo de la italiana que llegó al 6,08 por ciento. La jornada de ayer da cuenta de que esta era la noticia que los mercados esperaban escuchar de boca del presidente del BCE Jean Claude Trichet. A su rueda de prensa, en la que insinuó que compraría deuda portuguesa e irlandesa, le siguió el desplome de todas las plazas. Sin embargo, la jornada de ayer no pudo ser más diferente para Milán y Madrid. Tras registrar alzas, cerraron con ligeras bajas. El índice selectivo Ftse MIB de Milán retrocedió un 0,70 por ciento influenciado también por el buen comportamiento de su banca. Una jornada errática El otro ojo de los mercados estaba puesto en el dato de empleo EEUU en el que esperaban encontrar una respuesta a una de las grandes amenazas que acecha a la economía mundial y hunde las bolsas: la desaceleración de economía norteamericana. A las 14.30 horas (españolas) llegó, sorprendió pero no convenció. Las bolsas europeas bajaron, el oro alcanzó los 1.653,55 dólares y Wall Street protagonizó una de sus jornadas más erráticas. El índice norteamericano se despertó en positivo y en un primer momento llegó a registrar alzas de hasta el 1,23 por ciento. Este optimismo vino impulsado por el dato del paro de EEUU que fue mejor de lo esperado, aunque no terminó de despejar los temores de desaceleración económica. Unas dudas que llevaron a un titubeante Wall Street a saltar de los números negros a los rojos durante toda la jornada hasta que finalmente se quedó en el lado de las (leves) subidas registrando alzas del 0,54 por ciento a media sesión. El S&P en su contra cerró en negativo y no recuperó el soporte perdido el jueves de los 1.250 puntos. El índice cerró la semana en 1.199,38 punto, muy lejos de su soporte y de la esperanza alcista. El mareo tocó de lleno al Ibex que, animado por la relajación de sus bonos, llegó a registrar subidas por encima del 1,2 por ciento. Finalmente, el selectivo se dejó arrastrar por el pesimismo inicial de la plaza norteamericana y cerró en los 8.671 puntos tras ceder el 0,18 por ciento poniendo punto y final a una semana en la que ha acumulado caídas del 9,96 por ciento. El resto de las plazas europeas parecían tenerlo mucho más claro. Tanto la bolsa alemana como la inglesa registraron caídas por encima del 2 por ciento. El temor a que la locomotora de Europa se vea lastrada por una posible recesión de EEUU llevó a los accionistas a atacar por octava jornada consecutiva al indicador Dax. El bastión alemán se hundió un 2,78 por ciento acumulando descensos del 12,89 por ciento en lo que va de semana. En esta misma línea se sitúa el Ftse londinense, que cayó un 2,71 por ciento hasta los 5.246,9 puntos. La fuerte exposición de los bancos franceses sobre la deuda italiana se dejó notar en el Cac 40 parisino que tras una semanas con fuertes caídas ayer cedió un 1,26 por ciento. La desaceleración de la EEUU y la falta de soluciones en la UE también se dejaron notar en el precio de las materias primas. El west texas, barril de petróleo de referencia en EEUU, se mantuvo plano tras registrar una bajista desde el pasado 29 de julio, cuando se publicó el mal dato de PIB de EEUU. El crudo, que ha roto la barrera de los 90 dólares, se situó al cierre de esta edición en los 87,04 dólares. Por su parte, el crudo tipo brent se dio la vuelta y registró alzas de 1,93 por ciento hasta llegar a los 109,3 euros. madrid. Los mercados se despertaron ayer con un ojo puesto en el Banco Central Europeo (BCE) y las informaciones que apuntan a que ha comprado bonos españoles e italianos en los mercados secundarios. Mientras Luc Coene, gobernador del Banco Nacional de Bélgica y consejero del BCE, aseguraba que están listos "para hacer los esfuerzos necesarios para ayudar en esta situación a Italia y España", las primas de riesgo de ambos países se relajaban hasta los 374 y los 369 puntos respectivamente, trasladando la linea de fuego de la crisis de deuda soberana a las filas italianas por primera vez desde mayo de 2010. Después de haber tocado la peligrosa linea roja de los 400 puntos básicos, el diferencial de los bonos españoles con el alemán registraba una pronunciada caía de 7,27 por ciento frente al descenso del 3,97 por ciento registrado por el italiano, cuya economía se ha situado en el punto de mira de los mercados y de las instituciones europeas que le reclaman más ajustes y acelerar las reformas. "El BCE ha mostrado su voluntad de actuar. Ya se ha preguntado por el precio de los bonos italianos pero para que el organismo compre Berlusconi debe acelerar las reformas", aseguraron fuentes de banco recogidas por Reuters. Por su parte, el comisario europeo de asuntos económicos Olli Rehn exigió mayor celeridad en las reformas de ambos países aunque quiso acallar los rumores asegurando que "no va a haber rescates". Así las cosas, la manifiesta voluntad del BCE de adquirir deuda periférica tuvo un efecto balsámico más intenso en los bonos madrileños que en los romanos. El interés que pagan los mercados por la deuda española cayó hasta el 6,04 por ciento, por debajo de la italiana que llegó al 6,08 por ciento. La jornada de ayer da cuenta de que esta era la noticia que los mercados esperaban escuchar de boca del presidente del BCE Jean Claude Trichet. A su rueda de prensa, en la que insinuó que compraría deuda portuguesa e irlandesa, le siguió el desplome de todas las plazas. Sin embargo, la jornada de ayer no pudo ser más diferente para Milán y Madrid. Tras registrar alzas, cerraron con ligeras bajas. El índice selectivo Ftse MIB de Milán retrocedió un 0,70 por ciento influenciado también por el buen comportamiento de su banca. Una jornada errática El otro ojo de los mercados estaba puesto en el dato de empleo EEUU en el que esperaban encontrar una respuesta a una de las grandes amenazas que acecha a la economía mundial y hunde las bolsas: la desaceleración de economía norteamericana. A las 14.30 horas (españolas) llegó, sorprendió pero no convenció. Las bolsas europeas bajaron, el oro alcanzó los 1.653,55 dólares y Wall Street protagonizó una de sus jornadas más erráticas. El índice norteamericano se despertó en positivo y en un primer momento llegó a registrar alzas de hasta el 1,23 por ciento. Este optimismo vino impulsado por el dato del paro de EEUU que fue mejor de lo esperado, aunque no terminó de despejar los temores de desaceleración económica. Unas dudas que llevaron a un titubeante Wall Street a saltar de los números negros a los rojos durante toda la jornada hasta que finalmente se quedó en el lado de las subidas registrando alzas del 0,95 por ciento a media sesión. El S&P también subió a lo largo de la jornada de ayer aunque no logró recuperar el soporte perdido el jueves de los 1.250 puntos. A media sesión estaba en los 1,207 puntos. El mareo también tocó de lleno al Ibex 35 que, animado por la relajación de sus bonos, llegó a registrar subidas por encima del 1,2 por ciento. Finalmente, el selectivo español se dejó arrastrar por el pesimismo inicial de la plaza norteamericana y cerró en los 8.671 puntos tras ceder el 0,18 por ciento poniendo punto y final a una semana en la que ha acumulado caídas del 9,96 por ciento. El resto de las plazas europeas parecían tenerlo mucho más claro. Tanto la bolsa alemana como la inglesa registraron caídas por encima del 2 por ciento. El temor a que la locomotora de Europa se vea lastrada por una posible recesión de EEUU llevó a los accionistas a atacar por octava jornada consecutiva al indicador Dax. El bastión alemán se hundió un 2,78 por ciento acumulando descensos del 12,89 por ciento en lo que va de semana. En esta misma línea se sitúa el Ftse londinense, que cayó un 2,71 por ciento hasta los 5.246,9 puntos. La fuerte exposición de los bancos franceses sobre la deuda italiana también se dejó notar en el Cac 40 parisino que tras una semanas con fuertes caídas ayer cedió un 1,26 por ciento.