madrid. La prima de riesgo de la deuda soberana española acusó ayer los nervios previos a la publicación de los test de estrés a la banca y sumó otro día adverso. Si parecía que poco o poco, se alejaba de los 375 puntos básicos que llegó a alcanzar a principios de semana, ayer volvió a retomar el camino alcista y subió en 26 puntos básicos, lo que la lleva a cerrar en 338 puntos básicos. A pesar de este comportamiento, que los analistas atribuyen a las pruebas europeas, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, se mostraba ayer confiado en que los resultados de la banca española en los test de estrés tenga una escasa o nula incidencia en la evolución del diferencial de deuda. El empeoramiento de la prima de riesgo española, que señala el distinto rendimiento del bono español con el alemán, se aceleró fuertemente el viernes 8 de julio, tras contagiarse a los mercados italianos y españoles la crisis por el segundo rescate a Grecia, en la que los países comunitarios no consiguen hallar una solución consensuada y rápida. La inclusión entre los suspensos de cinco entidades españolas por parte de EBA, a pesar de que aprueban finalmente la prueba al sumarse genéricas, provisiones anticíclicas y plusvalías, es un golpe, según varios analistas, innecesario e injusto al sistema financiero español. Desde el sector se acusa a la EBA, una institución con menos de un año de existencia, de haber querido ganarse el respeto de los mercados confeccionando unos test especialmente duros para las entidades españolas. La doble nota resultante, la segunda con la suma de los instrumentos financieros que son capaces de absorber pérdidas, puede ocasionar cierta confusión en el mercado. En ese sentido, afirman que la fecha de publicación, en viernes, es algo que ha favorecido a los bancos y cajas españolas, ya que hay dos días para analizar los resultados y valorar los ratios de capital. Al no necesitar ninguna entidad española capital adicional, también confían en que el mercado no castigue a la deuda española.