Estira aún más la guerra del tabaco y aplica la tercera reducción en veinte díasEstira aún más la guerra del tabaco y aplica la tercera reducción en veinte díasEstira aún más la guerra del tabaco y aplica la tercera reducción en veinte díasmadrid. Al final Philip Morris ha decidido llevar más allá la guerra de precios en el sector tabaquero nacional. Como avanzó ayer este periódico, la multinacional norteamericana bajará a partir de hoy, y por tercera vez en los últimos 20 días, el precio de sus principales marcas. Así, Marlboro se reducirá 15 céntimos, pasando a costar ahora 3,85 euros, mientras que las cajetillas de Chesterfield y L&M se dispensarán a 3,50 y 3,30 euros respectivamente, es decir, 20 céntimos menos. Ahora, y salvo movimiento sorpresa, el resto desus principales competidores, Altadis, BAT y JTI, se verán obligados nuevamente a reducir precios para no perder cuota de mercado, como ya han hecho en las anteriores dos ocasiones. Pero, ¿qué hay detrás de todos estos movimientos? La intención de Philip Morris es presionar al Gobierno para que realice una revisión más equitativa de la actual fiscalidad por la que se rige el tabaco, como ya hiciera en la última guerra de precios que tuvo lugar en 2006. Por entonces, la que era ministra de Sanidad y principal valedora de la ley antitabaco, Elena Salgado, negó una revisión al alza de los tipos, pero al mes no tuvo más remedio que aplicarla. Una situación que guarda estrechas similitudes con la actual. Por el momento, el Gobierno sigue sin mover ficha ante la insistencia constante de las tabaqueras que operan en España, que piden un aumento del impuesto mínimo y una revisión más equitativa del impuesto ad valorem y el específico. Esta decisión está agujereando además los ingresos de las arcas públicas y está destrozando la política antihumos que con tanta vehemencia defendió en su día el Ejecutivo. Pérdidas de 1.500 millones Como ya se avanzó desde elEconomista las pasada semanas, la recaudación durante los dos primeros meses del año se ha reducido en cerca de 100 millones de euros en relación al ejercicio anterior y las ventas han caído un 23 por ciento en el primer cuatrimestre, haciendo imposible que se cumplan ya las previsiones anunciadas por el Gobierno para justificar la subida de tipos de finales del año pasado. De hecho, de seguir con esta tendencia, el Estado dejaría de recaudar más de 1.500 millones de euros a final de año. Eso sí, la tensión del mercado aplicada por las tabaqueras también les terminará pasando factura al final del ejercicio, aunque en menor medida que al Ejecutivo. La más perjudicada está siendo sin duda la multinacional hispanofrancesa Altadis, que ha visto cómo su marca estrella, Fortuna, ha dejado de ser la más vendida en España por el empuje precisamente de las dos guerras de precios iniciadas por Philip Morris (en 2006 y la actual), que ha logrado situar su marca de referencia, Marlboro, como la más demandada del mercado nacional en estos últimos años. Pero los movimientos a la baja de Philip Morris resultan ya familiares en el sector. El recién nombrado nuevo director general de Philip Morris en España, Andrezj Dabrowski, es conocido en el negocio por alentar una foribunda guerra de precios contra British American Tobacco (BAT) en el mercado polaco cuando era máximo responsable de la firma en aquel país. Un táctica que parece estar calcando ahora en el mercado tabaquero español. Fuentes del sector explican a este periódico que por el momento no se ha apreciado un aumento del consumo consecuencia de esta bajada de precios. Según estas mismas fuentes, las compañías seguirán estirando la cuerda hasta que el Gobierno decida mover ficha y revisar los impuestos.madrid. Al final Philip Morris ha decidido llevar más allá la guerra de precios en el sector tabaquero nacional. Como avanzó ayer este periódico, la multinacional norteamericana bajará a partir de hoy, y por tercera vez en los últimos 20 días, el precio de sus principales marcas. Así, Marlboro se reducirá 15 céntimos, pasando a costar ahora 3,85 euros, mientras que las cajetillas de Chesterfield y L&M se dispensarán a 3,50 y 3,30 euros respectivamente, es decir, 20 céntimos menos. Ahora, y salvo movimiento sorpresa, el resto desus principales competidores, Altadis, BAT y JTI, se verán obligados nuevamente a reducir precios para no perder cuota de mercado, como ya han hecho en las anteriores dos ocasiones. Pero, ¿qué hay detrás de todos estos movimientos? La intención de Philip Morris es presionar al Gobierno para que realice una revisión más equitativa de la actual fiscalidad por la que se rige el tabaco, como ya hiciera en la última guerra de precios que tuvo lugar en 2006. Por entonces, la que era ministra de Sanidad y principal valedora de la ley antitabaco, Elena Salgado, negó una revisión al alza de los tipos, pero al mes no tuvo más remedio que aplicarla. Una situación que guarda estrechas similitudes con la actual. Por el momento, el Gobierno sigue sin mover ficha ante la insistencia constante de las tabaqueras que operan en España, que piden un aumento del impuesto mínimo y una revisión más equitativa del impuesto ad valorem y el específico. Esta decisión está agujereando además los ingresos de las arcas públicas y está destrozando la política antihumos que con tanta vehemencia defendió en su día el Ejecutivo. Pérdidas de 1.500 millones Como ya se avanzó desde elEconomista las pasada semanas, la recaudación durante los dos primeros meses del año se ha reducido en cerca de 100 millones de euros en relación al ejercicio anterior y las ventas han caído un 23 por ciento en el primer cuatrimestre, haciendo imposible que se cumplan ya las previsiones anunciadas por el Gobierno para justificar la subida de tipos de finales del año pasado. De hecho, de seguir con esta tendencia, el Estado dejaría de recaudar más de 1.500 millones de euros a final de año. Eso sí, la tensión del mercado aplicada por las tabaqueras también les terminará pasando factura al final del ejercicio, aunque en menor medida que al Ejecutivo. La más perjudicada está siendo sin duda la multinacional hispanofrancesa Altadis, que ha visto cómo su marca estrella, Fortuna, ha dejado de ser la más vendida en España por el empuje precisamente de las dos guerras de precios iniciadas por Philip Morris (en 2006 y la actual), que ha logrado situar su marca de referencia, Marlboro, como la más demandada del mercado nacional en estos últimos años. Pero los movimientos a la baja de Philip Morris resultan ya familiares en el sector. El recién nombrado nuevo director general de Philip Morris en España, Andrezj Dabrowski, es conocido en el negocio por alentar una foribunda guerra de precios contra British American Tobacco (BAT) en el mercado polaco cuando era máximo responsable de la firma en aquel país. Un táctica que parece estar calcando ahora en el mercado tabaquero español. Fuentes del sector explican a este periódico que por el momento no se ha apreciado un aumento del consumo consecuencia de esta bajada de precios. Según estas mismas fuentes, las compañías seguirán estirando la cuerda hasta que el Gobierno decida mover ficha y revisar los impuestos.madrid. Al final Philip Morris ha decidido llevar más allá la guerra de precios en el sector tabaquero nacional. Como avanzó ayer este periódico, la multinacional norteamericana bajará a partir de hoy, y por tercera vez en los últimos 20 días, el precio de sus principales marcas. Así, Marlboro se reducirá 15 céntimos, pasando a costar ahora 3,85 euros, mientras que las cajetillas de Chesterfield y L&M se dispensarán a 3,50 y 3,30 euros respectivamente, es decir, 20 céntimos menos. Ahora, y salvo movimiento sorpresa, el resto desus principales competidores, Altadis, BAT y JTI, se verán obligados nuevamente a reducir precios para no perder cuota de mercado, como ya han hecho en las anteriores dos ocasiones. Pero, ¿qué hay detrás de todos estos movimientos? La intención de Philip Morris es presionar al Gobierno para que realice una revisión más equitativa de la actual fiscalidad por la que se rige el tabaco, como ya hiciera en la última guerra de precios que tuvo lugar en 2006. Por entonces, la que era ministra de Sanidad y principal valedora de la ley antitabaco, Elena Salgado, negó una revisión al alza de los tipos, pero al mes no tuvo más remedio que aplicarla. Una situación que guarda estrechas similitudes con la actual. Por el momento, el Gobierno sigue sin mover ficha ante la insistencia constante de las tabaqueras que operan en España, que piden un aumento del impuesto mínimo y una revisión más equitativa del impuesto ad valorem y el específico. Esta decisión está agujereando además los ingresos de las arcas públicas y está destrozando la política antihumos que con tanta vehemencia defendió en su día el Ejecutivo. Pérdidas de 1.500 millones Como ya se avanzó desde elEconomista las pasada semanas, la recaudación durante los dos primeros meses del año se ha reducido en cerca de 100 millones de euros en relación al ejercicio anterior y las ventas han caído un 23 por ciento en el primer cuatrimestre, haciendo imposible que se cumplan ya las previsiones anunciadas por el Gobierno para justificar la subida de tipos de finales del año pasado. De hecho, de seguir con esta tendencia, el Estado dejaría de recaudar más de 1.500 millones de euros a final de año. Eso sí, la tensión del mercado aplicada por las tabaqueras también les terminará pasando factura al final del ejercicio, aunque en menor medida que al Ejecutivo. La más perjudicada está siendo sin duda la multinacional hispanofrancesa Altadis, que ha visto cómo su marca estrella, Fortuna, ha dejado de ser la más vendida en España por el empuje precisamente de las dos guerras de precios iniciadas por Philip Morris (en 2006 y la actual), que ha logrado situar su marca de referencia, Marlboro, como la más demandada del mercado nacional en estos últimos años. Pero los movimientos a la baja de Philip Morris resultan ya familiares en el sector. El recién nombrado nuevo director general de Philip Morris en España, Andrezj Dabrowski, es conocido en el negocio por alentar una foribunda guerra de precios contra British American Tobacco (BAT) en el mercado polaco cuando era máximo responsable de la firma en aquel país. Un táctica que parece estar calcando ahora en el mercado tabaquero español. Fuentes del sector explican a este periódico que por el momento no se ha apreciado un aumento del consumo consecuencia de esta bajada de precios. Según estas mismas fuentes, las compañías seguirán estirando la cuerda hasta que el Gobierno decida mover ficha y revisar los impuestos.