La compañía española está dispuesta a irse por 3.000 millones o activos valorados en esta cifraEl supervisor francés debería hacer un edicto aceptando esta venta y anulando la anterior opamadrid. "Puedo perder una batalla, pero nunca un minuto", solía repetir Napoleón, uno de los mejores estrategas de la historia. Gran amante del país vecino, Luis del Rivero, presidente de Sacyr Vallehermoso, parece haber adoptado este pensamiento para su particular revolución francesa. Una guerra donde el empresario español está dispuesto a poner en práctica otra célebre cita del emperador galo: "una retirada a tiempo es una victoria".Desde hace dos años, Del Rivero no ha dado un minuto de tregua a la particular batalla que mantiene con Jean Francois Roverato, presidente de Eiffage, por entrar el consejo de la tercera constructora de Francia, donde Sacyr es el primer accionista, con el 33,2 por ciento del capital.Sin embargo, el campo de batalla está cada vez más enrarecido y, ahora, la compañía española está dispuesta a tocar retirada si encuentra un comprador que adquiera su elevada participación y el supervisor bursátil aprueba la jugada. El problema es que Del Rivero pide, como mínimo, entre 85 y 90 euros por acción, el mismo precio que exigió Roverato cuando empezó a pedir una opa en metálico.Este listón dispara a más de 3.000 millones de euros la participación de Sacyr, que se sacaría unas plusvalías de 1.300 millones. Demasiado dinero para el mal momento que atraviesan los mercados. Consciente de ello, la compañía española está dispuesta a aceptar parte en metálico y parte en activos de Eiffage.Nuevo dictamenLa nueva estrategia de Sacyr podría definirse como el plan C de la constructora española, que desde el pasado mes de abril ha ido quemando todos sus cartuchos. Fue hace siete meses cuando, por segunda vez, Roverato consiguió vetar la entrada de Sacyr en el consejo, acusándole de estar en concierto con otros 80 pequeños inversores españoles. Como buen estratega, Del Rivero tenía en marcha un plan B y al día siguiente lanzó una oferta de canje de acciones sobre todo el capital de Eiffage.Roverato llevó ante el supervisor bursátil francés (AMF) el supuesto concierto español y éste sentenció que, efectivamente, Sacyr había introducido varios satélites en el capital de Eiffage para tomar el control del grupo sin lanzar una opa en metálico. Oferta que le condenó a realizar... aunque sin fijar precio.Desde entonces, el caso está en los tribunales franceses, cuyas primeras pesquisas parecen haber destapado una falta de imparcialidad del supervisor galo, que no entregó al Tribunal de Apelaciones alguna documentación de gran importancia, como las declaraciones juradas de los consejeros de Sacyr negando estar en concierto.Con esta arma, Sacyr busca ahora llegar a un acuerdo con la AMF para retirarse de Eiffage de manera elegante y lucrativa. En caso contrario, llevará el caso a Bruselas, ya que se trata de una operación de dimensión comunitaria, y al Tribunal de Luxemburgo. Aunque esta última tecla sólo la tocará una vez culminen los procesos judiciales que tiene activos en Francia, es decir, a partir de febrero o marzo.El supervisor francés es el único que tiene en su mano librar al grupo español de lanzar una opa en metálico. Y la forma de hacerlo es emitir otro edicto donde dé su visto buena a la venta de la participación de Sacyr y anule su anterior condena de presentar una opa.