La reunificación de los ajedrecistas en una sola asociación le devuelve públicoEl ajedrez mundial tiene un nuevo campeón y, con ello, una nueva oportunidad para tratar de impulsar la que sería una segunda edad dorada en lo que a bolsas de premios y patrocinadores se refiere. El hindú Viswanathan Anand, que vive la mayor parte del año en su casa de Collado Mediano (Madrid), acaba de regresar de México. Allí se disputó el pasado mes de septiembre el campeonato del mundo de esta especialidad de juego de mesa que, según la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), cuenta con más de 600 millones de practicantes en todo el mundo. Allí ha sido, en la capital azteca, donde Anand le arrebató la hegemonía a Vladimir Kramnik, hasta hace pocas semanas campeón mundial. Hacía más de una década que el ajedrez se encontraba dividido en diversas asociaciones y corporaciones, al estilo del boxeo. Así hasta la reciente unificación en el torneo celebrado en México, donde Anand se ha embolsado 390.000 dólares (más de 275.000 euros) por su triunfo. Son cifras que empiezan a asemejarse a las bolsas que se ponían en juego en las década de los 80 y 90, cuando el ajedrez tenía de vez en cuando un hueco en los periódicos y televisiones a través de Bobby Fischer, Karpov o Kasparov, auténticas estrellas mediáticas que arrastraban a los patrocinadores de torneo en torneo. El nuevo maestro tiene ahora un año por delante para disfrutar de su premio y preparar un nuevo desafío: la revancha que, según los estatutos de la FIDE, debe ofrecerle a Kramnik; una partida que ya tiene lugar, Alemania, y cuantía a repartir, un millón de euros.Aquellos maravillosos añosNo será, sin embargo, la mayor bolsa en juego para un campeón del mundo de esta disciplina. Durante los años 80 y primera mitad de los 90, los duelos entre los rusos Karpov y Kasparov llevaron al ajedrez a una época dorada en premios, dada la creciente audiencia que comenzaba a interesarse por el juego del tablero. En diciembre de 1990, por ejemplo, la partida que ambos disputaron en Lyon, y que terminó con victoria del segundo, repartió más de dos millones de euros. Gari Kasparov, por su condición de campeón del mundo en aquella fecha, se embolsó más de 883.000 euros, además de un trofeo confeccionado con 1.018 diamantes y valorado en otros 600.000. Su compatriota, Anatoli Karpov, cobró 528.000 euros. Un millón fue también la bolsa de la partida que enfrentó en 2005 a Kasparov con el uzbeco Rustam Kasimyanov para definir al rival que se enfrentaría a Krámnik, campeón mundial de la FIDE hasta la victoria de Anand el mes pasado en México.Los grandes patrocinadores del ajedrez mundial han rebajado las partidas que destinan a patrocinar eventos internacionales de este juego en los últimos años. Lejos están las audiencias que generaban los duelos entre Karpov y Kasparov. Sin embargo, ¿resulta rentable esponsorizar a los nuevos reyes del tablero? Por lo visto sí, sobre todo si de lo que se trata es de aportar nuevos retos. Como hizo IBM en 1997 organizando una partida entre Kasparov y Deep Blue, un ordenador de dos metros de altura y quinientos kilos de peso. La empresa informática vendió la cita como un duelo entre el hombre y la máquina y se gastó, según el Wall Street Journal, más de cinco millones de dólares en la construcción de la computadora y la organización de la partida, que, por cierto, acabó ganando la máquina. Un estudio interno de IBM estimó en 100 millones de dólares el impacto publicitario que consiguió a consecuencia de aquel reto. No es de extrañar que recientemente se tratara de repetir la jugada con Kramnik como protagonista, enfrentado a otro engendro mecánico, el Deep Fritz. De nuevo, el ordenador salió vencedor. Basándose en estudios similares sobre publicidad, con Anand como nueva estrella y con la reciente unificación de las distintas asociaciones, la FIDE ha decidido dar un impulso comercial a su deporte a través de Global Chess BV, una empresa holandesa cuyo fin es la comercialización y explotación de los principales torneos que se organicen a nivel mundial.Más dineroSu presidente, el magnate de los medios de comunicación holandeses Bessel Kok, tiene claro que el objetivo es "aumentar las bolsas de premios para permitir que los ajedrecistas profesionales y los organizadores ganen más dinero con el juego", según afirma en una entrevista publicada por Neues Deutschland. Para ello, "el requisito fundamental es aumentar el interés del público y ayudar al desarrollo del ajedrez como deporte de masas en todos los países". ¿Cómo conseguirlo? Haciendo que los patrocinadores se fijen en las nuevas estrellas mediáticas del milenario juego de tablero, como Anand, cuya rivalidad con Kramnik tiene visos de evocar los viejos duelos entre Karpov y Kasparov.