Aprovechará la moratoria para comprobar la seguridad de todos los reactoresAprovechará la moratoria para comprobar la seguridad de todos los reactoresAprovechará la moratoria para comprobar la seguridad de todos los reactoresberlín. El accidente de Fukushima sigue avivando el fuego en Alemania. "La seguridad tiene prioridad en todas las reflexiones". Éste es el argumento principal de una canciller que anunciaba ayer en comparecencia ante los medios el cierre provisional de las centrales nucleares más antiguas del país. Merkel da así un paso más allá en su revisión de la política energética, después de haber decretado el lunes una moratoria de tres meses para la ley -aprobada apenas en septiembre de 2010- que prorrogaba doce años la vida útil de las plantas atómicas. Así pues, y tras reunirse con sus ministros de Medio Ambiente y Economía, Norbert Röttgen y Rainer Brüderle, respectivamente, y con los presidentes de los cinco estados que aún tienen centrales, Merkel desconectará hasta siete reactores, "todos los construidos antes de 1980". "No hay excepciones. Todos estamos de acuerdo", decía la líder cristiano-demócrata mirando a sus compañeros de mesa. Los presidentes de los Länder, por su parte, subrayaron la responsabilidad del Ejecutivo en una situación excepcional. Según explicaron, en estos tres meses quieren aprovechar para hacer un estudio exhaustivo sobre cómo fomentar y acelerar el uso de las energías renovables. Unas "consultas muy constructivas", a ojos de la canciller, y que se plasman en el ámbito europeo en conversaciones de Merkel con el presidente francés y con el eurocomisario de Energía, Günther Oettinger. Pero que sin embargo dejan muchas preguntas en el aire. ¿Qué pasará tras la moratoria? ¿Se modificará la ley? ¿Cómo se solucionarán las pérdidas de los consorcios energéticos afectados? A pesar de que, desde el sábado pasado, la presión de los ciudadanos y la oposición por conseguir el apagón definitivo no dejó de crecer, la canciller no quiso despejar incógnitas. "Hoy no se puede decidir sobre la ampliación de la vida nuclear o no. Las consecuencias de la moratoria las discutiremos al final de la misma", apuntaba Merkel. No en vano, la mandataria germana se enfrenta en apenas dos semanas a los comicios regionales de Baden-Württemberg, que son los más importantes del país. Parece probable que, al igual que hiciera en otras ocasiones, Merkel prefiera no tener en contra a la opinión pública. Según los sondeos, entre un 53 y un 60 por ciento de los alemanes apuesta por el apagón de todos los reactores tan pronto como sea posible, y hasta un 70 por ciento teme que suceda un accidente similar al de Japón. No obstante, su postura fue tachada de maniobra política y criticada por la oposición, así como por los ecologistas.berlín. El accidente de Fukushima sigue avivando el fuego en Alemania. "La seguridad tiene prioridad en todas las reflexiones". Éste es el argumento principal de una canciller que anunciaba ayer en comparecencia ante los medios el cierre provisional de las centrales nucleares más antiguas del país. Merkel da así un paso más allá en su revisión de la política energética, después de haber decretado el lunes una moratoria de tres meses para la ley -aprobada apenas en septiembre de 2010- que prorrogaba doce años la vida útil de las plantas atómicas. Así pues, y tras reunirse con sus ministros de Medio Ambiente y Economía, Norbert Röttgen y Rainer Brüderle, respectivamente, y con los presidentes de los cinco estados que aún tienen centrales, Merkel desconectará hasta siete reactores, "todos los construidos antes de 1980". "No hay excepciones. Todos estamos de acuerdo", decía la líder cristiano-demócrata mirando a sus compañeros de mesa. Los presidentes de los Länder, por su parte, subrayaron la responsabilidad del Ejecutivo en una situación excepcional. Según explicaron, en estos tres meses quieren aprovechar para hacer un estudio exhaustivo sobre cómo fomentar y acelerar el uso de las energías renovables. Unas "consultas muy constructivas", a ojos de la canciller, y que se plasman en el ámbito europeo en conversaciones de Merkel con el presidente francés y con el eurocomisario de Energía, Günther Oettinger. Pero que sin embargo dejan muchas preguntas en el aire. ¿Qué pasará tras la moratoria? ¿Se modificará la ley? ¿Cómo se solucionarán las pérdidas de los consorcios energéticos afectados? A pesar de que, desde el sábado pasado, la presión de los ciudadanos y la oposición por conseguir el apagón definitivo no dejó de crecer, la canciller no quiso despejar incógnitas. "Hoy no se puede decidir sobre la ampliación de la vida nuclear o no. Las consecuencias de la moratoria las discutiremos al final de la misma", apuntaba Merkel. No en vano, la mandataria germana se enfrenta en apenas dos semanas a los comicios regionales de Baden-Württemberg, que son los más importantes del país. Parece probable que, al igual que hiciera en otras ocasiones, Merkel prefiera no tener en contra a la opinión pública. Según los sondeos, entre un 53 y un 60 por ciento de los alemanes apuesta por el apagón de todos los reactores tan pronto como sea posible, y hasta un 70 por ciento teme que suceda un accidente similar al de Japón. No obstante, su postura fue tachada de maniobra política y criticada por la oposición, así como por los ecologistas.berlín. El accidente de Fukushima sigue avivando el fuego en Alemania. "La seguridad tiene prioridad en todas las reflexiones". Éste es el argumento principal de una canciller que anunciaba ayer en comparecencia ante los medios el cierre provisional de las centrales nucleares más antiguas del país. Merkel da así un paso más allá en su revisión de la política energética, después de haber decretado el lunes una moratoria de tres meses para la ley -aprobada apenas en septiembre de 2010- que prorrogaba doce años la vida útil de las plantas atómicas. Así pues, y tras reunirse con sus ministros de Medio Ambiente y Economía, Norbert Röttgen y Rainer Brüderle, respectivamente, y con los presidentes de los cinco estados que aún tienen centrales, Merkel desconectará hasta siete reactores, "todos los construidos antes de 1980". "No hay excepciones. Todos estamos de acuerdo", decía la líder cristiano-demócrata mirando a sus compañeros de mesa. Los presidentes de los Länder, por su parte, subrayaron la responsabilidad del Ejecutivo en una situación excepcional. Según explicaron, en estos tres meses quieren aprovechar para hacer un estudio exhaustivo sobre cómo fomentar y acelerar el uso de las energías renovables. Unas "consultas muy constructivas", a ojos de la canciller, y que se plasman en el ámbito europeo en conversaciones de Merkel con el presidente francés y con el eurocomisario de Energía, Günther Oettinger. Pero que sin embargo dejan muchas preguntas en el aire. ¿Qué pasará tras la moratoria? ¿Se modificará la ley? ¿Cómo se solucionarán las pérdidas de los consorcios energéticos afectados? A pesar de que, desde el sábado pasado, la presión de los ciudadanos y la oposición por conseguir el apagón definitivo no dejó de crecer, la canciller no quiso despejar incógnitas. "Hoy no se puede decidir sobre la ampliación de la vida nuclear o no. Las consecuencias de la moratoria las discutiremos al final de la misma", apuntaba Merkel. No en vano, la mandataria germana se enfrenta en apenas dos semanas a los comicios regionales de Baden-Württemberg, que son los más importantes del país. Parece probable que, al igual que hiciera en otras ocasiones, Merkel prefiera no tener en contra a la opinión pública. Según los sondeos, entre un 53 y un 60 por ciento de los alemanes apuesta por el apagón de todos los reactores tan pronto como sea posible, y hasta un 70 por ciento teme que suceda un accidente similar al de Japón. No obstante, su postura fue tachada de maniobra política y criticada por la oposición, así como por los ecologistas.