Un ex directivo de La Caixa confiesa los engaños a la CNMVMADRID. Los acusados de Gescartera comienzan a confesar. Ayer, durante el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional por el fraude de la agencia de valores, tanto el ex asesor fiscal externo de la compañía como un empleado de La Caixa confesaron la existencia de cheques sin fondos. Por un lado, el asesor fiscal externo de Gescartera Julio Rodríguez Gil admitió haber firmado tres cheques sin fondos por valor de 3.949 millones de pesetas (23,73 millones de euros), aunque "nunca se imaginó" que fuesen utilizados para engañar a la inspección de la CNMV en 1999. A preguntas del fiscal, que pide seis años de prisión para él, Rodríguez Gil dijo que el dueño de Gescartera, Antonio Camacho, le encargó constituir una Sociedad de Inversión de Capital Variable (Sicav) en Luxemburgo, que agrupaba, presuntamente, los fondos de los clientes de Gescartera. Tal y como relató ayer Rodríguez Gil, Antonio Camacho le pidió, como apoderado de la sociedad Hari 2000, que librase tres cheques por un montante de 1.689, 1.440 y 819 millones de pesetas, como garantía a otros tres que había firmado el dueño de Camacho por el mismo importe, pese a saber que en esta cuenta no había fondos y que era el principal imputado del caso quien debía llevar el dinero a esta sociedad para constituir la Sicav. También el subdirector de la oficina de La Caixa de Majadahonda (Madrid), José Alfonso Castro Mayoral, reconoció ayer haber extendido el certificado de los tres cheques presentados por Antonio Camacho por valor de 24 millones de euros de una cuenta que carecía de fondos. La Fiscalía pide tres años de prisión para Castro por un presunto delito de apropiación indebida y por colaborar con Gescartera en la falsificación de documentación con la finalidad de engañar a la CNMV. La Caixa está presente en la causa como responsable civil subsidiaria.