la captación, desarrollo y retención del talento es un reto para las organizaciones del siglo XXI y un aspecto estratégico para su sostenibilidad. En el entorno de creciente competitividad, las empresas tienen la necesidad de ofrecer soluciones y servicios de calidad e innovadores y para ello necesitan contar con personas comprometidas, motivadas, abiertas a los cambios y con capacidad de aprender. Potenciar el talento interno, fomentar una cultura de desarrollo y crecimiento en la organización, hace que los profesionales se sientan comprometidos con el proyecto de compañía y que se conviertan en los agentes promotores del cambio cultural, necesario para generar equipos de trabajo con energía e ilusión por el aprendizaje y la innovación. La mejora de la productividad y la generación de nuevas ideas de negocio son algunos de los resultados. En este escenario, la tecnología es un aliado de la gestión del talento y da soporte a los diferentes procesos que comprende. Así, ha permitido el paso de los sistemas tradicionales de Recursos Humanos a sistemas que gestionan de forma integral aspectos como los conocimientos, la formación o el desempeño, pero también el potencial, el compromiso, los valores o las relaciones sociales de los profesionales. Además, las herramientas tecnológicas actuales, que han aportado mayor velocidad, facilidad y fiabilidad a la comunicación, nos han llevado a un hito en la conexión entre personas, que contribuye y aporta innovación a la forma en que éstas se relacionan. Podemos citar diversos ejemplos basados en diferentes tecnologías y objetivos: redes sociales como Facebook; profesionales como LinkedIn; bases de datos de conocimiento, como es el caso de Wikipedia; diseños, por ejemplo, Threadless; software con código compartido como Linux; el nuevo periodismo o aplicaciones de gestión del conocimiento dentro de las organizaciones. Este cambio social ha coincidido con los retos planteados por las crisis, la competitividad global y la importancia de identificar factores diferenciales, que han profundizado la necesidad de encontrar soluciones a problemas cada vez más complejos reduciendo tiempos y costes de producción. Para ello se necesita algo más que la inteligencia de un solo individuo. Como resultado de la colaboración entre personas y con la ayuda de las nuevas herramientas tecnológicas ha surgido una actualización del concepto de trabajo cooperativo, que tiene como fin una productividad compartida que excede ampliamente el marco de la inteligencia individual. Este concepto se denomina inteligencia colectiva y es producto de lo que varias personas pueden construir conjuntamente sin necesidad de compartir un lugar físico, momento en el tiempo o idioma. Esta colaboración de inteligencias para desarrollar conocimiento multiplica la creatividad y la evolución de la sociedad, potenciando a su vez la inteligencia individual. ¿Puedo acaso compartir un problema con cientos, miles o millones de personas y conocer múltiples opciones de solución que no tenía con mi mirada individual? ¿Puedo utilizar capacidades o talento que no esté disponible en mi círculo cercano u organización? La tecnología ha modificado algunos trabajos y en el futuro hará evolucionar también la forma en que se mida la aportación de las personas a su puesto de trabajo. Un constructor de talento que aporte su inteligencia o materiales para que otros desarrollen su actividad profesional de forma más eficiente será reconocido de forma diferencial en el futuro como un actor imprescindible. En conclusión, una conexión o red de personas inteligentes puede multiplicar su productividad permitiendo un acceso fabuloso a información y conocimiento que también crece de forma continua. La gestión de ese talento individual y colectivo supone un reto de dimensiones colosales. Un reto productivo del siglo XXI para organizaciones privadas y públicas que deseen alcanzar metas de negocio e innovación sobresalientes. Estos conceptos son una realidad en algunas organizaciones. En el caso de Indra, un ejemplo es la puesta en marcha en 2005 de un programa interno de desarrollo, inspirado en la inteligencia colectiva, denominado Think Big Bang, con el que se han logrado importantes logros de productividad personal y empresarial. El programa Think Big Bang está basado en el conocimiento, la acción y la cooperación entre profesionales, apoyado en una metodología de expansión viral que permite aprovechar el tiempo y la aportación de cada persona, creando espacios de reflexión y evolución operativa. Cada minuto cuenta y en cada organización pueden suceder muchas cosas en cada hora, casi tantas como ideas surjan en los cerebros disponibles aportando valor.Por Mario Kogan, Director de Gestión del Talento de Indra