"Es una decisión unilateral y estándar", aseguran las autoridades estadounidensesbruselas/NUEVA YORK. La omnipresente Microsoft salió ayer muy tocada -el futuro dirá si hundida- del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Y es que los jueces dieron la razón a la Comisión Europea, que desde hace ya nueve años estrecha el cerco sobre el gigante informático estadounidense, al que acusa de abusar de una posición dominante en el mercado.Por su parte, en una sorprendente reacción por parte de EEUU, su Departamento de Justicia afirmaba ayer que la decisión "unilateral y estándar" del tribunal europeo en lugar de beneficiar a los consumidores podría tener consecuencias fatales ya que acabará "incidiendo en la innovación tecnológica y perjudicando a la competitividad del mercado". Microsoft no acertaba ayer ni a anunciar si recurrirá la sentencia o si tirará la toalla. La sentencia la obliga a acatar las exigencias emitidas por la Comisión Europea en 2004. Primero, deberá desvelar sus códigos secretos a las empresas que deseen que sus programas funcionen en los ordenadores que operan con Windows. Es lo que se denomina interoperabilidad. Desde luego, un programa incompatible o no interoperable con Windows tendrá asegurado el fracaso y su creador la ruina mientras la situación actual no dé un vuelco: la empresa en la que se hizo inmensamente rico Bill Gates ha logrado que el 95 por ciento de los ordenadores del mundo utilicen su sistema operativo Windows, y también domina el 80 por ciento del mercado de los servidores de grupo que permiten trabajar en red.El negocio de la informaciónAhora queda por ver cuánto puede cobrar Microsoft a cambio de esta información. Bruselas considera que gran parte debe facilitarse de manera gratuita. Pero los chicos de Gates no están por la labor de ceder graciosamente ni un ápice de su preciada propiedad intelectual.Los jueces comunitarios también confirmaron que Bruselas tuvo razón al obligar a Microsoft a comercializar una versión de Windows sin el programa Media Player. Aunque esta idea de Bruselas fue un fracaso porque nadie compra una cosa a medias, pudiendo comprarla completa por el mismo precio. Bruselas intentaba que Microsoft no incorpore al programa Windows cada novedad que aparezca en el mercado, porque eso supone expulsar a sus competidores: nadie va a pagar por programas que tiene automáticamente al comprar Windows.El Tribunal también respaldó la primera multa impuesta por Bruselas en su día a Microsoft: nada menos que 497 millones de euros. Pero sólo es un detalle para un gigante como Microsoft que lo que se juega en este envite son los cimientos de su negocio y de su dominio planetario. A esta multa inicial se suman otras que, si finalmente son confirmadas y aplicadas, podrían elevar la suma total hasta unos 2.000 millones de euros. Pero esto depende de unos flecos de la propia sentencia que dan algo de razón a Microsoft y cuyo alcance aún debe ser estudiado y analizado por los expertos.Lo que se les viene encimaLa liberal holandesa Neelie Kroes, comisaria europea de Competencia, celebró ayer la victoria. Aseguró que al respaldar con su sentencia la decisión precedente de la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión abría la vía para que más empresas puedan competir en el mercado de la informática. Lo que se supone que, en la práctica, impulsará la innovación, bajará los precios y ofrecerá una posiblidad de elección más amplia a los consumidores. También dijo que la sentencia es un aviso a las empresas con una posición de dominio tan destacada, e invitó a sus directivos a pasar por Bruselas y tomar café con ella si tienen dudas sobre si están actuando dentro de la legalidad.Aunque Neelie Kroes rechazó entrar en cualquier tipo de especulación, no faltan analistas que apuntan a la posibilidad de que Bruselas siga su cruzada contra Microsoft atacando productos como tales como Office o Vista ahora, que tiene el respaldo de la jurisprudencia. Y tampoco los expertos que recuerdan que autoridades de la Competencia de otros lugares del mundo podrían atreverse contra el Goliat informático.