nueva york. Después de muchos dimes y diretes, el fabricante de automóviles estadounidense, General Motors, está dispuesto a quitarse de encima el sambenito de "Government Motors", como se le conoce en los mentideros de Detroit. Cabe recordar que a día de hoy el Gobierno de EEUU posee el 61 por ciento del accionariado de GM, tras desembolsar cerca de 50.000 millones para sanear la empresa, por lo que los inversores tendrán limitaciones para poder demandar a la compañía en caso de mal comportamiento en el mercado. La compañía presentó el pasado miércoles la documentación necesaria ante la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés) para llevar a cabo su Operación Pública de Venta de acciones, algo que podría ocurrir el próximo otoño. Parece que el ídolo caído del automovilismo norteamericano quiere demostrar con esta operación su vuelta a la estabilidad financiera, especialmente después de registrar excelentes resultados en los dos primeros trimestres de 2010, con un beneficio de 1.300 millones de dólares entre los meses comprendidos entre abril y junio de 2010. Según los informes presentados ante la SEC, GM espera presentar una OPV que recaude más de 100 millones de dólares, aunque esta cifra no es más que una formalidad, ya que los analistas apuntan que el fabricante podría vender hasta 20.000 millones de dólares, lo que perfilaría el estreno en bolsa de la compañía, como uno de los mayores de la historia de EEUU. La OPV estará respaldada por JP Morgan, Morgan Stanley y UBS investment entre otros, mientras que sus títulos cotizarán de forma simultánea en la New York Stock Exchange y la Toronto Stock Exchange. La operación contempla la comercialización de títulos ordinarios a determinados accionistas y la expedición obligatoria de acciones preferentes convertibles de Serie B. Hay que tener en cuenta que no será General Motors el que venda las acciones y se beneficie del precio de las mismas, sino sus salvadores durante la crisis.