Fomento descarta convocar una reunión entre el ministro y los sindicatosmadrid. Después de semanas de desencuentro, el final del oscuro túnel podría estar próximo. Ésta es la sensación que Aena y los controladores transmitieron ayer, antes de reanudar las conversaciones para cerrar la firma del segundo convenio colectivo. Tras el órdago lanzado al Gobierno con la amenaza de una huelga, el colectivo se mostró proclive a lograr un acuerdo en breve. Daniel Zamit, portavoz de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (Usca), reconoció "avances" en la negociación y mostró la disposición de los sindicatos para cerrar un pacto "hoy mismo". Pese a todo, el secretario de Comunicación del sindicato, César Cabo, reconoció a última hora de ayer que Aena se está demorando mucho en responder a sus propuestas, razón por la cual hoy intentarán reunirse con el ministro de Fomento, José Blanco, para impulsar las negociaciones. En cambio, al cierre de esta edición, Fomento descartaba convocar un encuentro entre ambas partes y remitía a los sindicatos a la mesa de negociación para discutir la controversia, informó Ep. De las 12 reivindicaciones de los controladores, Aena asegura que se han llegado a acuerdos en la mitad. Han acercado posiciones en la acción social, la situación de los controladores mayores de 57 años, las cargas de tráfico en las posiciones de control, la reducción de las configuraciones operativas de dotaciones de personal, el plan de formación de evaluación de la competencia lingüística, la reanudación del II convenio colectivo profesional y otras cuestiones relacionadas con la formación. Sin embargo, no han abordado todavía la propuesta lanzada por Aena de garantizar un sueldo medio de 200.000 euros anuales hasta 2013, aseguran fuentes cercanas al proceso. El principal escollo es la eliminación de unos servicios que implican "la absoluta e incondicional" disponibilidad de los controladores aéreos los 365 días del año. La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) estima que el paro tendría un coste de 40 millones de euros cada día. Su secretario general, Ramón Estalella, se mostró indignado de que un "pequeño" colectivo tenga en su mano "el pan de tres millones de trabajadores y de cerca de 400.000 empresas".