Quien diga que el éxito empresarial no se hereda genéticamente se equivoca y Liz Murdoch , hija del multimillonario y gurú mediático, Rupert Murdoch , es la prueba fehaciente de ello.A sus 41 años, esta mujer de altos vuelos ha conseguido construir con sus propias manos y sin demasiada experiencia en el mundo de la producción un negocio, Shine Productions, que ya factura los 1.000 millones de dólares (769 millones de euros), algo que confirma aquello de que de tal palo, tal astilla. El propio Rupert es consciente del potencial de su primogénita que refleja a la perfección su buen hacer en el mundo de los negocios. "Seguramente, construya un negocio multimillonario y después regrese a News Corp para crear problemas", bromeaba entre sus amigos en 2001, cuando Liz abandonaba su puesto directivo en Sky Broadcasting, propiedad de News Corp. Amenaza para la competencia Sin embargo, al contrario que a su padre, a Liz no le gustan los follones. Más bien prefiere centrarse en su propia creación: Shine Productions. "Estamos al comienzo de una larga jornada, no veo final en ningún momento", asegura. No es para menos. En tan sólo nueve años, Liz ha conseguido crear un pequeño imperio en potencia que ya atemoriza a los gigantes de la industria. Desde el nacimiento de la compañía, ha conseguido subir como la espuma gracias a la adquisición de pequeñas productoras audiovisuales a lo largo y ancho del mundo. A día de hoy cuenta con presencia en Estados Unidos, Australia, Francia, Alemania y buena parte del norte de Europa. En estos momentos prepara el desembarco en Latinoamerica, India y el Sureste Asiático mientras Sony Pictures Entertainment ha decidido vender el 21% que poseía por considerar que ya es en un competidor real. Aunque cuando comenzó a orquestar su plan de negocio sus aspiraciones eran mucho más modestas, es cierto que Liz Murdoch no tiene miedo a convertirse en la digna sucesora de su padre. "Me siento muy a gusto pensando a esa escala, compitiendo a ese nivel", aseguró a la revista británica Broadcast Now. Curiosamente, Liz ha sabido desmarcarse de sus hermanos James y Lachlan, quienes han permanecido bajo la protección paterna durante buena parte de su carrera. El primero, de 37 años, es el consejero delegado de las divisiones europeas y asiáticas de News Corp, mientras Lachlan, el mayor, llegó a ser el director de operaciones del imperio de su padre, pero finalmente emprendió su camino en solitario.