Su financiación se encarece en torno a 160 puntos respecto al interbancario en menos de cuatro mesesmadrid. Lucir la bandera rojigualda en los tiempos que corren puede resultar caro cuando se trata de buscar un crédito interesante en los mercados internacionales. Telefónica lo sabe y lo asume. Su coste de financiación se ha elevado en torno a 160 puntos básicos, respecto al interbancario, en cuatro meses (ver gráfico). Poco importa que el grupo presidido por César Alierta sea el mejor emisor de deuda de entre las grandes compañías de telecomunicaciones del mundo, según Euromoney. Tampoco alivia que los ratios de deuda sobre beneficio bruto de explotación del operador sean la envidia del sector. La solvencia y la generosa capacidad de Telefónica para generar ingresos le abren muchas puertas, pero la prima de riesgo de España supone un notable lastre para las empresas con sede en este país. Los seguros contra el impago (CSD, en sus siglas en inglés) de España están en máximos históricos. Tampoco hay que olvidar que el diferencial entre el bono español y el alemán supera actualmente los 209 puntos básicos, el diferencial más alto desde la caída del Muro de Berlín. El bono de Telefónica de noviembre de 2019 ofrecía una rentabilidad del 4,25 por ciento y ahora alcanza el 4,6 por ciento. De la misma forma, los rendimientos del bono del operador de marzo de 2015 han pasado del 3,25 por ciento al 3,60 por ciento en apenas tres meses. El coste de financiación de la compañía se ha encarecido 300 puntos básicos. Todo lo anterior perjudica a Telefónica en un momento especialmente inoportuno: la búsqueda de 8.000 millones para financiar parte de una eventual compra del 50 por ciento de Vivo que actualmente atesora PT. El trabajo de los financieros de Telefónica será arduo, pese a que las entidades financieras se suelen pelear por prestar dinero a la compañía española. Por lo pronto, negocia con un pool formado por una treintena de bancos la concesión de un préstamo en las mejores condiciones. Con el referido préstamo, Telefónica no sólo pretende pagar -cuando sea posible- la compra del 50 por ciento de Vivo, sino que además contará con recursos financieros para futuras inversiones, como la compra de frecuencias de móviles en España o en Reino Unido, entre otros países.