Telefónica y Vodafone quedan excluidos de la licitación del espectro de 900 Mhzmadrid. España es diferente. El reparto de las nuevas frecuencias de telefonía y banda ancha móvil no será un maná para las arcas públicas. Ni mucho menos. Al contrario de lo que acaba de suceder en Alemania, el Ministerio de Industria español prefiere sacrificar buena parte de los ingresos directos que podría obtener por la concesión de este recursos escaso de altísimo valor para las telecos, a cambio de asegurarse compromisos de inversión por parte de los operadores para mejorar la cobertura y los servicios. Al menos ésa es la intención del departamento que dirige Miguel Sebastián, que ayer desveló las líneas básicas de la consulta pública sobre la distribución de nuevo espectro radioeléctrico que analizarán los principales agentes del sector durante los próximos 30 días. Ahora bien, el planteamiento inicial de Industria podría colisionar con las intenciones del Ministerio de Economía o de Moncloa, presumiblemente acuciados por reducir el déficit público de la forma menos traumática para el conjunto de los ciudadanos. La comparación con Alemana parece inevitable. Allí se han recaudado 4.380 millones por las nuevas frecuencias de móviles, mientras que en España se renuncia de antemano a esos altos ingresos a cambio de mayores inversiones. Todo apunta a que la licitación de las nuevas frecuencias en España se realizará con un procedimiento mixto. Es decir, habrá bandas de espectro que irán a manos del operador que más dinero ofrezca por ellas y, al mismo tiempo, se habilitarán recursos radioeléctricos que se distribuirán con criterios sociales, como la extensión de la banda ancha móvil en zonas rurales. El reparto se realizará durante el primer trimestre de 2011, con el objetivo de que los operadores puedan utilizar sus nuevas frecuencias lo antes lo posible. Las propuestas de Industria se refieren a la gestión de un total de 470 MHz. De ellos, 250 Mhz serán las nuevas frecuencias de dividendo digital (60 MHz de la banda de 800 MHz, ahora en desuso tras la transición de la televisión analógica a la digital), 190 MHz de la banda de 2,6 GHz, mientras que los restantes 220 MHz se refieren a los nuevos usos del espectro de 900 y 1.800 MHz. El espectro más goloso Gran parte del interés de los operadores de telecos por el nuevo reparto de espectro se concentra en los recursos de 900 MHz, aquellos que gracias al refarming permiten reducir los costes de la red y aumentar la extensión y calidad del servicio. El refarming es la recalificación que disfrutarán las telecos para utilizar los recursos disponibles para usos y tecnologías diferentes a las inicialmente asignadas. En ese ámbito, el Gobierno propone arañar 5 MHz de la banda de 900 MHz a costa de la devolución de 2,2 MHz de Telefónica, 1 MHz de Vodafone 1 MHz, 1 MHz de Orange y 0,8 MHz de titularidad pública. Estos 5 MHz buscarán nuevo dueño en una licitación en la que no podrá concurrir Telefónica ni Vodafone, para así no acrecentar los actuales desequilibrios. A partir de junio de 2011, Telefónica contará con 13,8 Mhz de 900 MHz; Vodafone tendrá 11 MHz y Orange, al menos, 5 MHz, con la posibilidad de ampliarlo hasta los 10 MHz en el caso de que se adjudique los 5 MHz habilitados por el Gobierno. Yoigo intentará poner las cosas difíciles a Orange, ya que presumiblemente también pugnará por los anhelados 5 MHz nuevos. En caso de éxito, la filial española de Telia Sonera utilizaría las nuevas frecuencias de 900 MHz en servicios de telefonía GSM, red que actualmente contrata a Telefónica. Telefónica, Vodafone y Orange estarán obligadas a ceder parte de sus activos a cambio de una mayor extensión en las licencias, así como de la posibilidad de realizar refarming. También será novedoso el reparto de parte de las frecuencias de 2,6 GHz, que en 2011 podrán explotarse en ámbitos autonómicos.