Los vehículos pesados consumen menos carburantes al circular sobre un pavimento de hormigón que sobre uno bituminoso; diferentes estudios lo confirman. Y las reducciones tanto de combustible como de gases emitidos son significativas. Es una de las apuestas más ambiciosas en la lucha emprendida por FCC contra el cambio climático. Por M.F.El hormigón puede convertirse en un producto ecológico si varían los métodos con los que se produce", según fuentes del Grupo Cementos Portland Valderrivas, la filial cementera de FCC, que apuesta por utilización de pavimento de hormigón para luchar contra el cambio climático. Hay pruebas de que contrubuye a reducir las emisiones contaminantes y a mitigar, por tanto, el efecto invernadero. El pasado mes de abril, FCC realizaba una demostración de la utilización de este tipo de firme en la pavimentación de carreteras, en concreto en una de sus vías, en la C-17 de Barcelona, en un tramo del trayecto correspondiente a Les Masies de Voltregà y el enlace con la BV-4655, de un kilómetro de longitud, con secciones tanto a cielo abierto como en túnel. Las conclusiones han sido elocuentes: la composición de los firmes de las autovías y carreteras puede contribuir notablemente a la reducción del consumo de carburantes y la emisión de gases de efecto invernadero; y las deformaciones que causan los vehículos en pavimentos flexibles es una de las causas. Funciona así: la mayor deformación del pavimento en los actuales firmes de asfalto absorbe parte de la energía del vehículo; por lo tanto, se necesita más energía -y más combustible- para circular en pavimentos flexibles. Lo que se traduce en una mayor emisión de gases. En cifras, a lo largo de 30 años de vida, por cada tramo de 100 kilómetros de vía la disminución media de gases de efecto invernadero (CO2) es de 150.000 toneladas. En la práctica, disponer de un pavimento de hormigón en 100 kilómetros de autovía, con un tráfico de 3.000 camiones por sentido, puede suponer un ahorro anual de combustible del orden de 3,8 millones de litros. O dicho de otro modo: el hormigón, al no deformarse, reduce el consumo de combustible de los vehículos en un 3,5 por ciento de media en el caso de los pesados, y en un 1,2 por ciento, en los vehículos ligeros. Hay más beneficios medioambientales derivados, como la sustitución de combustibles fósiles por combustibles alternativos procedentes de los residuos. Es la principal baza del sector cementero para reducir sus emisiones de CO2. Además, "evita las emisiones que en vertedero producen los residuos, en especial el metano", apuntan desde Cementos Portland Valderrivas. "Y reduce la dependencia del petróleo, evitando la in- certidumbre de sus precios". Hay otra línea que está dando grandes resultados: el empleo de subproductos industriales en la fabricación de cementos, como cenizas, que mejoran la capacidad de manufactura y aportan una mayor durabilidad. Además, el hormigón es un producto 100 por cien reciclable. Al final de su vida de servicio puede ser triturado y reutilizado de muchas formas, como relleno granular, como material o como base o sub-base para firmes; incluso se puede utilizar como árido para un nuevo pavimento. "El empleo de áridos reciclados disminuye la demanda de recursos naturales no renovables", según fuentes de la compañía. Otra ventaja: las superficies de hormigón reflejan la luz, lo que incide directamente en el consumo de energía eléctrica; y sobre la seguridad. La fabricación y construcción de firmes consume cantidades importantes de combus- tible, sobre todo gasoil, pero en el total de combustible consumido por kilómetro de carretera de hormigón construida es menos de la quinta parte del utilizado para construir el mismo número de kilómetros con mezcla bituminosa.