Barcelona. ¡Hagan juego señores! Las ruletas de los dos barcos que Cirsa tiene anclados en el puerto argentino de Buenos Aires son las más rentables que el grupo tiene repartidas por medio mundo. El año pasado, los dos casinos flotantes propiedad de la familia Lao aportaron a Cirsa el ocho por ciento de sus ingresos totales, 133 millones de euros, y el 30 por ciento de su beneficio antes de impuestos y amortizaciones, es decir 43 millones.Desde principios de este mes, las puertas de los dos casinos están cerradas y la caja de Cirsa se resiente. Al parecer, el motivo del cierre es un conflicto sindical. Según explicó un portavoz del grupo catalán, "el capitán y los oficiales del barco forman parte de un sindicato, mientras que el resto de trabajadores del casino están afiliados a otro y exigen la equiparación de las condiciones laborales".Hace 19 días, se produjo un motín a bordo. El líder del sindicato argentino de los Obreros Marítimos (SUMO), conocido como Caballo Suárez, entró en el barco y obligó al capitán y a sus oficiales a abandonar la nave, lo que se tradujo en el cierre inmediato de los casinos.Según algunas fuentes, Suárez es un hombre cercano al presidente argentino Néstor Kirchner, y su actuación, más allá de la reivindicaón laboral, tendría que ver con presiones del Gobierno para que Manuel Lao, presidente de Cirsa, comparta la mina de oro en la que se han convertido los dos barcos. Al parecer, Kirchner está intentando que Cirsa traspase los barcos al empresario del sector del juego Cristóbal López, un hombre muy cercano al presidente argentino.En Cirsa, desmienten esta versión y aseguran que el conflicto laboral nada tiene que ver con las negociaciones con Cristobal López. "Las dos cosas son asuntos que van por separado", aseguró el portavoz de Cirsa.Manuel Lao se está planteando ceder a Cristóbal López el 50 por ciento del capital y la gestión de los barcos, mientras que a cambio López le entregaría la mitad de las acciones del casino de Rosario, una de la principales ciudades de Argentina. En Cirsa, reconocen que están negociando, pero prefieren no comentar los términos en los que se encuentran las conversaciones. Según fuentes del sector, Lao aceptaría el canje, pero sin desembolsar un euro por el 50 por ciento del capital del casino de Rosario.Mejor la mitad que nadaPese a todo, los Lao son conscientes de que es mejor conservar la mitad de un buen negocio que perderlo del todo. Desde su llegada al poder, Kirchner ha aplicado una política contra las empresas españolas que han colonizado la economía argentina. Su objetivo es reducir la presencia de estas compañías en el mercado interior y devolver el control a empresas locales.Por el momento, durante estos 19 días de cierre, Cirsa se ha negado a pagar el sueldo a los trabajadores de los casinos, lo que ha provocado la celebración de manifestaciones por la calles de Buenos Aires.El cierre de los barcos de Cirsa no llega en el mejor momento para la compañía catalana. El año pasado la compañía de la familia Lao registró unas pérdidas en el 2006 de 8,4 millones de euros. Esta cifra supone una sensible mejora sobre los 34,5 millones que perdió el grupo en 2005, pero demuestra que la rentabilidad todavía deberá esperar al menos un año.Un portavoz del grupo explicó que la empresa sigue con números rojos debido a "la amortización del fondo de comercio derivado de las fuertes inversiones asumidas en los dos años anteriores".Mejor se comportó el beneficio operativo, antes de impuestos y amortizaciones (Ebitda), que creció un 26 por ciento, hasta alcanzar la cifra de 143,4 millones. En cuanto a los ingresos, en 2006, Cirsa facturó 1.657 millones de euros, lo que supone un incremento de las ventas del 5,8 por ciento respecto al año anterior. Las ventas crecieron sobre todo gracias al buen funcionamiento de las divisiones de máquinas tragaperras y casinos. Recorte de inversiones Cirsa es una empresa con sede en Terrassa (Barcelona) que está controlada en un 52 por ciento por la sociedad Leisure & Gaming, propiedad de Manuel Lao, mientras que el resto del capital lo posee directamente este mismo empresario. Su hijo, Manuel Lao Gorina, ejerce de vicepresidente ejecutivo da la compañía, mientras que el consejero delegado es Joaquim Agut, es responsable de Terra.Durante 2004 y 2005, Cirsa realizó un esfuerzo inversor cifrado en 196,7 millones de euros. En 2004, se destinaron a nuevos negocios 100 millones, mientras que en 2005 la cifra fue de 96,7 millones. Entre esas inversiones destaca la compra de casinos en Santo Domingo (República Dominicana), Lima (Perú), Maracaibo (Venezuela) y Panamá. Además, en 2005, Cirsa reestructuró su negocio en Italia con un coste para la compañía de ocho millones de euros. Los dos factores hicieron que la empresa entrara en una situación delicada. En 2006, las inversiones se moderaron hasta los 66 millones, con lo que la cuenta de resultados tuvo un respiro. De alargarse el cierre de los barcos argentinos, Cirsa, con una deuda de 611 millones de euros, podría tardar un año más en volver a ser rentable.