El presidente, por primera vez en la historia, recortará el salario a los funcionariosmadrid. Lo primero fue retrasar la edad de jubilación, lo segundo, el anuncio de la reforma laboral y ayer el presidente del Gobierno se saltó las promesas de protección social y de salvaguarda de los derechos de los trabajadores, anunciando nueve medidas de reducción de gasto que arrasan con el salario de funcionarios, la subida de las pensiones, parte de la inversión de obra pública e incluso con el recorte de fondos a Dependencia. El tijeretazo crispó la paciencia sindical que se verá escenificada en "la máxima sanción social", es decir la huelga, según afirmó Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CCOO. Pero, sobre todo, pone la lealtad de Cándido Méndez (UGT) al PSOE y a Zapatero entre la espada y la pared. Por ahora, el líder ugetista advirtió que estas medidas suponen que "la canalización del conflicto social va a ser una realidad a lo largo de las próximas semanas". Quiebra la confianza Por supuesto, la medida que más hirió el orgullo sindical fue el recorte de los salarios de los funcionarios en un 5 por ciento, que se aplicará a partir de ya y afectará a 3,2 millones de trabajadores (entre funcionarios y personal laboral). Es la primera vez en la historia que el Gobierno de España recorta el sueldo a los empleados públicos, aunque, según señaló ayer Vicente Martínez-Pujalte, portavoz del PP en la Comisión de Presupuestos, Primo de Rivera los bajó. Pero sí que se habían congelado, fue en 1997, cuando Mariano Rajoy capitaneaba el Ministerio de Administraciones Públicas. En septiembre de 2009, los sindicatos alardearon de haberle sacado al Ejecutivo en plena crisis un aumento del 0,3 por ciento en las retribuciones. Por tanto, los representantes sindicales creen que bajar los sueldos es un incumplimiento del acuerdo firmado y, por supuesto, la quiebra de la confianza entre el Ejecutivo y los sindicatos, lo que tendrá un efecto perverso también en el diálogo social, que actualmente está cerrando la reforma laboral. De hecho, Méndez denunció que estas medidas suponen "un cambio de escenario" en la relación entre Gobierno y sindicatos. Así las cosas, en el seno de UGT las medidas han acuciado aún más el descontento de algunos representantes sindicales, que ya conociendo el cambio de actitud del presidente se descolgaron de algunos actos públicos, como por ejemplo el del 1 de mayo. Para Comisiones Obreras, este anuncio también supone "un punto de inflexión" con el Ejecutivo que, además, llega en el "peor momento del diálogo social". Y es que el recorte de la retribución del sector público no ha sido la única espina para los sindicatos, la congelación de las pensiones tampoco la acaban de entender, ya que el sistema de la Seguridad Social está en superávit. Además, otro de los puntos que más recelo suscita es que se recorten 6.045 millones de euros en inversión en obra pública. Para CCOO, este recorte va en detrimento del empleo y de la actividad económica, ya que actualmente la inversión privada no puede compensar la bajada de la actividad que esto puede suponer. Menos importancia le dan al cheque bebé, al ajuste en la ayuda de Dependencia o a la bajada del 15 por ciento de los sueldos de los altos cargos del Gobierno. Todas estas dudas las tratará el presidente Rodríguez Zapatero con los representantes de los sindicatos, en una reunión que mantendrán esta misma mañana y en las que les dará explicaciones de las medidas presentadas .