Los banca acreedora respalda la enajenación de activos, en bloque o fragmentada madrid. Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual no han dado todavía por perdida su batalla en el sector turístico. En plena crisis financiera de Viajes Marsans, el grupo ha impulsado su segunda marca, Viajes Crisol, convirtiéndola en unas de las joyas del grupo en el proceso de desinversión puesto en marcha. En el último año, la empresa ha incrementado su red en un 25 por ciento, mediante la apertura de 36 oficinas, con lo que al cierre de su ejercicio fiscal, el 1 de marzo de 2009, contaba con un total de 185 oficinas, lo que supone el triple prácticamente que hace tan sólo cinco años. Así, mientras que las ventas de su matriz se desplomaban, las de Crisol conseguían crecer por encima del 3 por ciento y superar los 121 millones de euros. La cifra es especialmente significativa, porque supone casi cinco veces más que en 2005. Y todo ello pese a los últimos años de recesión y caída generalizada en el sector. Incertidumbre en la matriz Aunque su futuro depende lógicamente de lo que ocurra finalmente con su matriz, prueba de la diferente situación por la que atraviesan las dos firmas es que mientras PricewaterhouseCoopers, la firma que ha auditado las cuentas de las dos empresas, se ha negado a firmar las de Marsans, sí que ha sellado las de Viajes Crisol, un punto importante para cualquiera que quiere afrontar un proceso de compra. Y eso que las dos compañías están en números rojos. Viajes Crisol cerró el año con un resultado negativo de 4 millones de euros, lo que supone un 33 por ciento más que un año antes, pero su situación financiera es mucho mejor que la de Marsans. Prueba de ello es su reducido nivel de deuda, que al cierre del ejercicio ascendía a 206.182 millones de euros, frente a unos fondos propios de 133 millones de euros. La evolución de la plantilla durante el periodo computado ha seguido un ritmo más lento, al pasar de 65 empleados en 2005 a 385 trabajadores en 2009, con una punta máxima de 406 puestos de trabajo alcanzada en 2008, año en que la crisis comenzó a demostrar su potencial destructor. Por otra parte, los bancos acreedores de Viajes Marsans están de acuerdo en la venta del grupo turístico ante las crecientes dificultades económicas por las que atraviesa y la necesidad de financiación que precisa para poder seguir operando, según fuentes cercanas al proceso citadas por Europa Press. La banca acreedora "vería con buenos ojos" la venta de la compañía en bloque o por partes ante las "claras muestras de agotamiento" para resolver sus problemas. Las mismas fuentes reconocen, no obstante, que "aunque no le faltan pretendientes", el complejo entramado del grupo Marsans, las deudas que arrastra y la desconfianza que genera en el mercado pueden suponer un obstáculo a la hora de encontrar interesados, de ahí que diferentes estamentos de la Adminis- tración han hecho gestiones ante la banca en un intento de evitar otro Air Comet a las puertas del verano. El mensaje lanzado por los principales bancos supone un claro aviso de las escasas posibilidades que conceden al grupo turístico de conseguir finalmente un aval de 20 millones de euros para recuperar la licencia retirada por la IATA la pasada semana. CCOO, en la misma senda que UGT, pidió ayer al Gobierno que vigile el proceso de venta para garantizar los casi 3.500 puestos de trabajo que están en juego. El sindicato no descarta emprender movilizaciones en breve plazo.