Las Naciones Unidas gastan el 15% de su presupuesto total en salarios; es decir, 3.600 millones de dólares anualesmilán. Es una de las leyendas urbanas más difundidas: las Naciones Unidas lo gastan todo en sueldos y sus empleados cobran como auténticos ma-harajás. Pero hasta ahora nadie lo había verificado. Por eso, Il Sole - 24 Ore ha realizado unas estimaciones basadas en las retribuciones que se pagan en cada uno de los casi 180 países en los que operan las organizaciones de la galaxia ONU. Y el resultado muestra que la incidencia de los salarios en las cuentas de la ONU es contenida, y que en ese apartado gasta el 15 por ciento de sus recursos disponibles.El personal con un contrato de duración no inferior al año está compuesto por 58.000 empleados, y la nacionalidad de origen de más de 20.000 empleados se concentra sólo en 10 países.Gran parte de los colaboradores de la ONU pertenece a una de estas tres categorías: servicios generales, profesionales y directivos. Entre los primeros, que conforman el escalón más bajo, figuran los empleados y el personal administrativo de apoyo. Para pasar a ser contratados como profesionales necesitan una licenciatura, y después hay dos niveles directivos y el de asistente del secretario general y del subsecretario general, que en el organigrama forman parte de los profesiona- les. Además, todas las organizaciones de la galaxia ONU pagan a su personal siguiendo los mismos criterios.El personal encuadrado en los niveles más altos habitualmente es reclutado fuera del Estado en el que opera la organización de la ONU, y los sueldos se basan en tablas salariales iguales para todos los países. La retribución está compuesta por un salario mínimo, que aumenta cuando el empleado tiene personas a su cargo, y en algunos casos están previstos ciertos complementos, como ayudas para el alquiler o para la escuela de los hijos.Entre los profesionales y los dirigentes, la retribución bruta anual va desde un mínimo de 43.831 dólares a un máximo de casi 190.000. Los grupos más numerosos de esos trabajadores se encuentran en países ricos (en Suiza hay 4.582 y en Estados Unidos, 3.917), pero muchos están destinados en zonas con un coste de la vida muy inferior. Sin embargo, el salario de un profesional que trabaja en Nueva York es el mismo del que ocupa el mismo puesto en Asmara (Eritrea).Otro punto crítico del sistema es que los incrementos salariales deberían basarse en el grado de cumplimiento del servicio laboral, pero en la práctica son casi automáticos, cada uno o dos años.Las modalidades de pago del que es contratado para realizar servicios generales son diferentes. El reclutamiento se suele realizar en las zonas de intervención, y las retribuciones varían en función del país en el que se opera. En Kiribati, por ejemplo, el salario bruto anual no supera los 4.500 dólares, mientras que en Japón alcanza los 90.000.De los más de 34.000 empleados de esta categoría, más de 10.000 trabajan en tres países (Suiza, Estados Unidos e Italia). Por norma, los incrementos salariales se producen cada año, y se prevén indemnizaciones por tener personas a cargo y hablar varios idiomas.Recursos disponiblesHasta aquí, los niveles salariales de los empleados. ¿Pero cuánto le cuesta todo esto a la ONU? ¿Y cuánto incide sobre el total de los recursos a disposición de las organizaciones que compo- nen su entramado? En general, el coste total se sitúa en torno a 3.600 millones de dólares anuales. De esta suma, sólo un tercio va a servicios genera- les (que son el 59 por ciento de total), mientras que el resto se asigna a las categorías superiores. En conjunto, de los 24.481 millones de dólares que la ONU tenía a su disposición en 2005, menos del 15 por ciento terminó en los salarios. Es un dato que puede parecer bajo, pero esconde fuertes diferencias entre sus múltiples organizaciones. Y no siempre un elevado gasto en salarios hay que considerarlo negativo, porque hay que valorar los datos teniendo en cuenta la actividad específica de cada agencia de la ONU.Porcentajes muy altos son justificables cuando se trata de organizaciones que se ocupan de gestionar las relaciones político-institucionales del cuartel general, ponen en marcha servicios de apoyo y proyectos, o realizan actividades de investigación. Y no deberían gastar tanto en salarios los entes dedicados a intervenciones humanitarias, ni las que se dedican a financiar a otras organizaciones. Así, se comprueba que sólo en tres agencias se superan el 50 por ciento del presupuesto: la Unión Postal Internacional, la Unión Internacional de Telecomunicaciones y la oficina para los servicios de apoyo a proyectos. Y en los tres casos, ese un gasto es comprensible.La leyenda urbana de que la ONU lo gasta todo en sueldos empieza, pues, a tambalearse. Pero para saber si se hundirá del todo habrá que esperar a 2010, cuando la puesta en marcha de las normas internacionales de contabilidad del sector público obligue a dejar claras todas las cuentas.