Nueva york. Pese a su hegemonía a lo largo y ancho de Estados Unidos, Wal Mart, el minorista más grande del mundo, ha encontrado en la ciudad de Nueva York una aldea de irreductibles norteamericanos que se resisten a ser conquistados por los sugerentes precios que los voraces hipermercados de la compañía ofrecen a sus clientes. Desde hace años, esta empresa, con Lee Scott como capitán, ha batallado por abrir al menos un establecimiento dentro de la urbe más importante del mundo pero los intentos han sido en vano e, incluso, han llegado a desquiciar al propio consejero delegado. Así, Scott se despachaba a gusto durante una entrevista con distintos editores del New York Times, en la que ni corto ni perezoso lanzó perlas en las que afirmaba que "no me importa si nunca logramos estar aquí". "Creo que no merece la pena el esfuerzo, es muy difícil hacer dinero en Manhattan", añadía. En ese mismo momento los numerosos sindicatos y organizaciones que se han opuesto a la entrada del gigante en la Gran Manzana cantaban victoria, mientras Wal Mart se veía obligada a lanzar un comunicado para endulzar las palabras de su desesperado consejero delegado. La compañía no dudó en clarificar momentos después de que las jugosas declaraciones salieran a la luz, que Scott se refería específicamente a Manhattan y no al resto de la ciudad de Nueva York, mientras portavoces de Wal Mart afirmaban por activa y por pasiva que el minorista "nunca ha intentado entrar en este mercado y nunca lo hará hasta que encuentre un acuerdo económico que tenga sentido". Es importante destacar que Nueva York como urbe esta compuesta por Manhattan, Brooklyn, Bronx, Queens y Staten Island.Sin embargo, cuesta creer que Wal Mart intente negar lo que ha sido toda una realidad durante los últimos dos años. Allá por febrero de 2005, un portavoz de la compañía no dudaba en asegurar que la cadena de hipermercados estaba "ansiosa por hacer de la ciudad de Nueva York su próxima frontera a batir". Por aquel entonces, Scott tenía en marcha toda la maquinaria necesaria para construir su primera base de operaciones en la urbe, un establecimiento que pretendía abrirse el año que viene en Rego Park, en el barrio de Queens y que formaría a su vez de un complejo comercial proyectado por Vornado Realty Trust. Desde el primer momento que Wal Mart quiso poner su huella en la Gran Manzana, tanto las pymes como los sindicatos de trabajadores y otras organizaciones se lanzaron a la calle para demostrar que los neoyorquinos no aprecian los bajos precios del minorista si a cambio la compañía abusa de sus trabajadores. Richard Lipsky, portavoz de la Neighborhood Retail Alliance, una de las muchas coaliciones contra Wal Mart, explicaba que los oponentes del minorista cuentan, entre otros a "trabajadores, inmigrantes, defensores del medioambiente, y comunidades vecinales". Para Brian M. McLaughlin, presidente del Consejo Central de Empleo de la Ciudad de Nueva York, esta compañía "representa el denominador de menor gradación para la clase laboral". Stuart Appelbaum, presidente del sindicato UFCW, que representa a más de 100.000 trabajadores a lo largo de EEUU, 45.000 de ellos en Nueva York, dejaba claro que "los valores de esta ciudad no son los mismos que los de Wal Mart y la compañía no será bienvenida a la zona hasta que transforme su forma de operar". Con este panorama, no es de extrañar que las licencias de Wal Mart para su ansiado proyecto fueran denegadas por las autoridades de Nueva York. Aún así, cabe destacar que Wal Mart cuenta con seis establecimientos en Long Island y otros tantos en un radio de 30 kilómetros alrededor de Manhattan. Mientras su presencia en zonas locales se estanca, con más de 3.500 establecimientos, Wal Mart ha querido reenfocar su objetivo para intentar hacerse un hueco en las grandes centros urbanos de EEUU, algo que se le sigue atragantando. Sus intentonas en Chicago o en Inglewood, un suburbio cercano a Los Ángeles, también han caído en saco roto.