Rivisa lidera el mercado español de vallados y es la quinta compañía del sector en EuropaBarcelona. La familia catalana Rivière fue la primera en introducir en España las vallas de tela métalica. Lo hizo en el año 1984, y hoy sus cercados ya han dado seis veces la vuelta al mundo.Rivisa Industrial de Cerramientos Metálicos, propiedad de los hermanos Jaime Alfonso y Miguel Rivière, es la primera empresa española en el sector de los vallados métalicos y sus productos pueden verse en obras tan emblemáticas como el aeropuerto Charles de Gaulle, de París. La compañía cuenta con una factoría en Lliçà de Vall (Barcelona) especializada en la producción de enrejado de simple torsión, más conocido como tela metálica.La compañía, que emplea a 190 personas, obtuvo en 2006 unos ingresos de 38 millones de euros, lo que supone un incremento del 24 por ciento respecto al año anterior. Para este año la previsión es alcanzar unos ingresos de 45 millones. Con estas cifras, Rivisa se consolida como la quinta compañía europea del sector de los vallados metálicos. Desde su creación en 1984, Rivisa ha realizado más de 20.000 instalaciones en España y Europa, equivalentes a dos millones de metros lineales por año, lo que supone vallar seis veces el perímetro terrestre. La empresa cuenta con 10 delegaciones repartidas por toda España, además de su sede central de Barcelona. También dispone de un centro de atención internacional desde el que da servicio y asesoramiento a clientes de Centroamérica, del norte de África y de Europa. Actualmente, las exportaciones representan el 22 por ciento del total de su cifra de negocio. Entre sus clientes destacan el aeropuerto de El Prat, el Forum de las Culturas de Barcelona, los Túneles de Vallvidrera, la Villa Olímpica y la Ciudad Deportiva del Barça.La familia Rivière fue propietaria de una trefilería de acero del mismo nombre ubicada en Cerdanyola del Vallès (Barcelona). En 1998 esta sociedad alcanzó unas ventas de 3.097 millones de pesetas (18,6 millones de euros). En diciembre de 1999, los Rivière vendieron la compañía por 2.700 millones (16,2 millones de euros) a Celsa, el imperio metalúrgico propiedad ahora de Francisco Rubiralta.