Londres. En un tenebroso sótano de Londres occidental, un par de cientos de maletas da vueltas en pequeños carritos azules en lo que parece el mayor Scalextric del mundo. Bienvenidos a las pruebas de la Terminal 5, el enorme complemento al aeropuerto de Heathrow que se abrirá el próximo año. Todo lo relativo a la T5 invita al uso de superlativos, como el sistema de distribución de equipajes (mide 32 kilómetros) funciona ya en el sótano. Se trata del mayor edificio independiente de Gran Bretaña. Las investigaciones públicas necesarias para conceder el correspondiente permiso de planificación fueron las más prolongadas del país. En su construcción -fue la mayor obra de Europa- se gastaron hasta 4.200 millones de libras. Cuando abra el próximo mes de marzo, se tragará de un solo bocado la mitad de los 68 millones de pasajeros que pasan por Heathrow cada año.La paulatina introducción de la T5 bastaría, por sí misma, para provocar un buen dolor de cabeza a la mayoría de los directivos de empresa, pero a Stephen Nelson, presidente ejecutivo de la autoridad aeroportuaria británica BAA, el enorme tamaño de la empresa es lo que menos le preocupa. Es posible que Nelson, que lleva ocho años en el cargo, tenga ante sí la más difícil lista de retos de todos los ejecutivos británicos. Reto 1: Deshacerse de las colas. El pasado fue el annus horribilis de la BAA, pues las nuevas medidas de seguridad implantadas en agosto y las nieblas navideñas hicieron detenerse por completo la actividad de sus aeropuertos.Aunque se han realizado mejoras, el tránsito por los aeropuertos es lento en las horas de máxima actividad, y las pasadas vacaciones de Semana Santa fueron todo un desafío. Nelson contrató en total a 1.400 personas adicionales para el servicio de seguridad y se ha fijó el difícil objetivo de atender al 95 por ciento de los pasajeros en el plazo de cinco minutos, excluyendo, no obstante, los periodos de máximo tráfico. Reto 2:Seguir construyendo. Un mes después de la apertura de la T5, las excavadoras comenzarán a demoler la Terminal 2, uno de los anticuados edificios que tan mala fama han dado al aeropuerto. "Me alegrará más deshacerme de ese edificio que cortar la cinta de inauguración de la T5", ha manifestado Tony Douglas, presidente ejecutivo de Heathrow. En su lugar, la BAA planea construir Heathrow East, una nueva terminal todavía mayor que la T5. Cumplir los plazos es fundamental. La apertura de la T5 crea un espacio único para que Heathrow pueda respirar, puesto que la capacidad excedente de las terminales permitirá que sigan las obras sin afectar a los viajeros. En un intento por incentivar a Livingstone para que otorgue su aprobación, la BAA ha afirmado que Heathrow East abriría en junio de 2012, justo a tiempo para los Juegos Olímpicos. Reto 3:Enfrentarse a una potencialmente desagradable investigación de la Comisión de la Competencia. El viernes, la Civil Aviation Authority (CAA), que fija los precios que la BAA puede cobrar a sus clientes, remitió la empresa a la comisión, siguiendo un trámite automático que se produce cada cinco años. Pero, en esta ocasión, las cosas no van a resultar fáciles. La CAA quiere fijar los precios de la BAA de manera que pueda obtener un beneficio del 6,2 por ciento sobre sus activos, en lugar del 7,75 por ciento que desea. Según Nelson, esto no bastaría para justificar la inversión de 9.000 millones de libras planificada para los próximos 10 años y podría hacer descarrilar el desarrollo de Heathrow East. La BAA abandonó la bolsa el año pasado tras ser comprada por 16.000 millones de libras por un consorcio liderado por la empresa española Ferrovial en la mayor transacción realizada por el momento a escala mundial en el ámbito de las infraestructuras. "Los accionistas de Ferrovial podría invertir, por ejemplo, en una empresa de servicios públicos y recibir un beneficio mucho mayor con un nivel muy inferior de riesgo", manifestó Nelson. Su problema es que la BAA ha dicho cosas semejantes en cada una de las ocasiones anteriores, ridiculizando el papel de la CAA cuando los españoles observaron tanto valor en la empresa que la compraron con una prima de casi el 50 por ciento sobre el precio de sus acciones. Si la Comisión de la Competencia respalda el criterio de la CAA y piensa que Nelson está recurriendo de nuevo a la misma táctica, la BAA tendrá que replantearse por completo sus grandes planes de inversión. Reto 4:Enfrentarse a la otra investigación de la Comisión de la Competencia. La BAA se encuentra sujeta a dos investigaciones. La segunda, que, según las previsiones, será confirmada en unos 15 días, cuestiona la base misma de su existencia. Decidirá si la posición dominante de la empresa en Gran Bretaña es contraria a las leyes de la competencia, pues la BAA es propietaria de los mayores aeropuertos, incluyendo los tres hubs de Londres, Heathrow, Gatwick y Stansted, así como de los dos más grandes de Escocia, Glasgow y Edimburgo. Nelson se enfurece ante la sola idea de que la BAA pueda ser escindida. "Lo importante no es la propiedad, es contar con el tipo adecuado de incentivos", afirma.Reto 5:Construir más pistas de aterrizaje. Además del de las terminales de Heathrow, Nelson tiene otro trabajo de construcción por delante, uno que puede resultar mucho más controvertido de lo que a primera vista se puede apreciar... Y es que el empresario pretende construir dos nuevas pistas en el sureste, las primeras en la región desde hace 30 años. Según los deseos del Gobierno, la primera se construirá en Stansted y la segunda, en Heathrow. Construir una nueva pista en Heathrow podría ser el mayor reto del mandato de Nelson.