Elevan un 1,5 por ciento la 'hucha' para proyectos benéficos, mientras sus ganancias caen un 27%Sólo la mitad del sector merma la cuantía del fondo en tiempos que hay que reforzar el capitalmadrid. Si la crisis pasará factura a la obra social de las cajas de ahorros está por ver. Por el momento no lo ha hecho, a pesar del desplome de los resultados del sector. Mientras las ganancias de estas entidades cayeron un 27 por ciento en los tres trimestres del año pasado, el fondo para proyectos benéficos se incrementaba un 1,5 por ciento, hasta los 3.672 millones de euros. Sin contar el efecto de La Caixa, las diferencias son notables y demuestran el esfuerzo que están realizando estas instituciones. Así, éstas ganaron un 35 por ciento menos y el fondo se congeló, cayendo sólo un 1,3 por ciento. CECA, la patronal del sector, ya reclamó hace meses a sus asociadas que pusieran mayor atención a las reservas de capital y minimizaran su foco a la filantropía con el fin de reforzarse ante los tiempos de dificultad que se avecinan. El fondo es una hucha compuesta por el importe de las aportaciones anuales y por las ganancias que se obtienen de los activos de la obra social, como por ejemplo el alquiler de algunos edificios. "Es un cajón de sastre", explica una fuente del sector, que detalla que incluye, también, partidas de proyectos adjudicadas que están todavía por descontar. Las aportaciones, que son la principal fuente de ingresos, varían en función de los beneficios, aunque con limitaciones. Como mínimo legal tienen que aportar el 50 por ciento de las ganancias a las reservas de capital -al no poder acudir al mercado- con el objetivo de garantizar su solvencia. Gastos fijos asegurados En los últimos años, las cajas han aportado en torno a un 20 por ciento de los beneficios sociales a la hucha de la obra social. El porcentaje podría permanecer intacto, pero el dinero se verá recortado. Es más, en algunos casos, en los que se registren números rojos, podría ser nulo. La patronal del sector ya predijo hace meses que 2010 sería un ejercicio difícil y que no se descartaban pérdidas en entidades. Pero no todo el dinero se gasta. Las instituciones suelen dejar un remanente que sirve para garantizar inversiones futuras, para época de vacas flacas como las actuales y así poder hacer frente a los gastos fijos aparejados. Fuentes del sector indican que esos gastos fijos, como los que generan residencias de ancianos u otros centros, "están asegurados". El presupuesto para proyectos en 2009 se situó en 1.800 millones, frente a los 2.000 millones de 2008. Para el próximo ejercicio está prevista una inversión de unos 1.600 millones. De esta manera, las reservas podrían aguantar esta cuantía sin necesidad de hacer aportaciones, pero para 2011 las cajas tendrían que meter dinero. La inversion ha caído, pero no la hucha, aunque no es uniforme en el sector y en los últimos años presenta una tendencia bajista. El crecimiento, no obstante, presenta un desplome con respecto al mismo periodo de 2008, cuando éste era superior al 11 por ciento, o de 2007, de casi el 16 por ciento. En la mitad de las cajas ni siquiera hay incrementos en esta partida y en algunas, las caídas del importe ascienden hasta el 50,2 por ciento, como en Caja Guadalajara. De las grandes, destaca la evolución del fondo de obra social de Caja Madrid, que ve un recorte del 5 por ciento. Significativos también son los aumentos experimentados por La Caixa y CAM, del 10 y el 8 por ciento, respectivamente (ver gráfico adjunto). Las bajadas se producen, principalmente, en las cajas de mediano tamaño. Así, en CajaSol, Caja España, Caja Duero y Caja Navarra los descensos se sitúan entre el 10 y el 20 por ciento. El caso de CCM Más relevante es el caso de Caja Castilla-La Mancha (CCM), la única entidad que hasta ahora ha presentado pérdidas después de su intervención por parte del Banco de España. El fondo de la obra social de la manchega ha mermado en el periodo analizado un 31 por ciento. El factor principal es la ausencia de aportación por la inexistencia de beneficios. Es decir, la caja ha tenido que tirar de las reservas para cumplir con los compromisos benéficos. Tras la adjudicación a Cajastur, la obra social de CCM continuará. Una vez se ejecute la operación, con la segregación de los negocios bancarios, CCM se convertirá en una Fundación cuyas inversiones filantrópicas se producirán gracias a la aportación, vía dividendo, de la asturiana (su filial Banco Liberta) Las fusiones de cajas ayudarán a que los beneficios refloten, pero en la mayor parte de los casos se utilizarán principalmente para la devolución de las ayudas que reciban para llevar a cabo estas operaciones.