Mañana presentan ofertas preliminares por un proyecto de 2.000 millonesmadrid. Nunca, hasta ahora, todas las grandes constructoras españolas habían entrado en liza por una autopista de Estados Unidos. Pero, tarde o temprano, sabían que ese momento tenía que llegar. Y así ha sido. El competido objeto de deseo es North Tarrant Express, una autopista de 58 kilómetros de longitud, valorada en 2.000 millones de dólares (1.500 millones de euros), que enlazará con algunas de las principales arterias de la región: la I-35W, la I-820 y la SH-121.Motivos suficientes para despertar el interés de ACS, Ferrovial, Sacyr, FCC y Acciona. Todas ellas han reconocido a elEconomista su interés por presentar mañana una oferta para precalificarse. El Departamento de Transporte de Texas (TxDOT) analizará todas las propuesta y seleccionará las cuatro mejores, que serán las únicas invitadas a presentar una propuesta definitiva.Una difícil elección, a tenor del interés que ha despertado el contrato entre los grupos españoles. Alguno, como Sacyr, ha buscado aliados para intentar alzarse con el triunfo. Otros, como FCC, prefieren esperar y ver: si pasan a la final, se reforzarán con un socio.Alianzas y objetivosLa concurrencia española en este contrato es la prueba palpable de cómo todas las constructoras han desembarcado con fuerza en el pujante negocio de las infraestructuras estadounidenses. Un mercado donde Ferrovial ostenta el claro liderazgo.El grupo presidido por Rafael del Pino es socio estratégico del Gobierno de Texas para desarrollar el Trans Texas Corridor, el corredor de transporte que atravesará el Estado de norte a sur, a lo largo de 1.300 kilómetros. Dentro de este plan, Ferrovial ya se ha adjudicado la construcción y concesión de las autopista SH-121 y dos secciones de la vía rápida SH-130, que suman más de 4.500 millones de dólares.Sacyr, por su parte, prepara la salida a bolsa de Itinere, su filial de concesiones. Un importante reto que ganaría varios enteros si consiguiera añadir a su cartera alguna gran autopista en Estados Unidos.Algo parecido le ocurre a FCC. El grupo controlado por Esther Koplowitz acaba de arrancar GlobalVía, una filial de concesiones que comparte con Caja Madrid y cuyo futuro pasa por hacerse un importante hueco en Estados Unidos.Con otra estrategia compiten ACS y Acciona, ya que su objeto de deseo se ciñe a proyectos que combinen construcción y concesión y, por el momento, no aspiran a contar con grandes filiales de autopistas, como sus rivales.Aunque ACS está apostando con fuerza por Iridium (antigua Dragados Concesiones), ésta termina vendiendo sus concesiones, generalmente, a Abertis, donde el grupo controlado presidido por Florentino Pérez posee el 24 por ciento del capital. Modelo En el modelo de negocio de todas las constructoras españolas encaja con el North Tarrant Texas, un proyecto que incluye el diseño, construcción, financiación y gestión de la autopista. En concreto, habrá que reconstruir la vía rápida ya existente y levantar unos 10 kilómetros nuevos. En una primera fase, se invertirán en torno a 410 millones de dólares; y posteriormente, los otros 1.600 millones. El Estado de Texas aportará en torno a un cuarto de la inversión, mientras que el socio privado sufragará el resto de la gran infraestructura proyectada.