La empresa seguirá bajo control familiar, pero busca recursos ajenos para crecerbarcelona. Codorníu no está en venta, pero tiene la puerta abierta a la entrada de socios financieros en su capital para incrementar los recursos y crecer mediante compras. "El control de la compañía seguirá en manos de la familia, pero no podemos dar la espalda a todos los instrumentos financieros que el mercado nos ofrece para ganar tamaño y ser una empresa importante a nivel internacional", afirmó ayer en la presentación de resultados de Codorníu su director general Xavier Pagés. Con este guiño a las empresas de capital riesgo, Pagés quiso explicar las declaraciones que el pasado mes de noviembre hizo la presidenta de Codorníu, Mar Raventós , en la reunión anual del Instituto de la Empresa Familiar que se celebró en Valencia. Allí Raventós apuntó que Codorníu podría dar entrada a socios, lo que se interpretó como la posibilidad de que la familia vendiera la empresa . "Aquellas declaraciones tenían el objetivo que tenían", matizó el director general.Además del capital riesgo, Pagés apuntó como una fórmula válida para crecer la constitución de sociedades mixtas con otras empresas o la compra de compañías con intercambio de acciones, una fórmula que recientemente ha utilizado el grupo catalán Agrolimen para realizar un compra en Italia. La salida a bolsa de Codorníu no la descartó, pero aseguró que aunque es una posibilidad no la contempla a corto plazo.Un año de pérdidasDurante el año pasado, Pagés, que lleva 18 meses como director general, realizó un severo ajuste en Codorníu, lo que situó a la empresa en pérdidas, como ya adelantó elEconomista el pasado 27 de noviembre. La empresa perdió 950.000 euros, algo que no ocurría desde el ejercicio 1994-1995, cuando la empresa padeció el robo de miles de botellas de cava en un almacén en Rusia.Durante el pasado ejercicio la empresa facturó 201 millones de euros, lo que supone un retroceso del 3,36 por ciento. Aunque el resultado de explotación fue positivo, la compañía cerró con pérdidas debido a "dotaciones extraordinarias y ajustes por valor de 12 millones de euros", indicó Pagés.En estos ajustes no está incluido el pago de Codorníu a Freixenet para poner fin a la guerra del cava, un enfrentamiento que mantenían las dos empresas por el uso de la botella blanca esmerilada. El acuerdo entre los dos grandes del sector costará a Codorníu unos seis millones de euros. Pagés no confirmó esta cifra, pero reconoció que en el ejercicio 2004-2005 la compañía dotó 3,5 millones para hacer frente a estos pagos. El resto del importe lo abonará mediante la entrega anual de botellas de cava a Freixenet.Para el presente ejercicio (de junio de 2006 a junio de 2007), Codorníu espera un aumento de su facturación del 9 por ciento hasta los 218 millones de euros y un impuesto antes de impuestos y amortizaciones de 29 millones. El resultado neto será superior ya que Codorníu acaba de vender sus sede de Barcelona a Hoteles Catalonia por 32 millones.Las inversiones previstas son de 12 millones destinados a la compra de viña en Argentina y Estados Unidos y mejora de las bodegas de Raimat y Bodegas Bilbaínas.