La UE suaviza la exigencia de reducir el CO2 de los cochesbruselas. La industria del motor española está al borde del precipicio según el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Empresa e Industria, Günter Verheugen. Este socialdemócrata alemán logró ayer que Bruselas suavizara su plan de legislar para obligar a las marcas europeas a reducir las emisiones de CO2 de sus coches. Desde el lobby ecologista se le acusa de defender a Mercedes, Porsche y BMW, que por su potencia son los que más combustible consumen y más contaminación producen, más que las marcas francesas e italianas. Pero el político alemán replicó que quien puede quedarse fuera de juego si la lucha contra el cambio climático sube el coste de producción son España y Reino Unido.Por qué España y no AlemaniaSu teoría: primero, la competencia internacional entre europeos, japoneses y coreanos es más encarnizada en los segmentos de coches medianos y pequeños (los que se fabrican en las plantas españolas) que en la gama alta en la que el lujo alemán impera con más comodidad en el mercado europeo e incluso el global. Segundo, España se ha enriquecido en los últimos años y ha perdido la ventaja competitiva del bajo coste de su mano de obra. Tercero, está en la periferia y al coste de producción hay que sumarle el de transportar los coches nuevos por todo el Viejo Continente.Conclusión: si la UE se empeña en adoptar una legislación que exija un recorte radical de las emisiones de CO2 de los automóviles para cumplir el protocolo de Kioto de lucha contra el cambio climático, los costes de producción subirán, las marcas deslocalizarán sus plantas de producción, y partirán de allí donde están al filo de la rentabilidad: España y Reino Unido. Los empleados tienen motivos de inquietud, no los consumidores. Verheugen admitió que los requisitos ambientales subirán el precio de los coches, pero puntualizó que la disminución del consumo de combustible les compensará con creces.Resultado: Bruselas anunció ayer que en 2008 presentará una propuesta de directiva para que los coches no emitan más de 120 gramos de CO2 por kilómetro en 2012 (ahora emiten 163). El objetivo inicial era lograr la reducción modernizando los motores. Pero las presiones del sector han logrado que vía la mejora de sus motores sólo se les pueda exigir 130 gramos. Los 10 gramos restantes saldrán de usar más biocarburantes, de mejorar los neumáticos y la climatización, etc.