Junto a su marido, donó todo el patrimonio familiar a una fundación para impulsar Galicia3.954.876 acciones del Pastor. Ni una más ni una menos son las que tiene en usufructo Doña Carmela Arias y Díaz de Rábago para financiar sus gastos. Es apenas un 1,51 por ciento del banco y le pertenecía, junto a otro 39,19, pero su marido y ella donaron ambos a la Fundación Pedro Barrié de la Maza.Por dar una pequeña idea del generoso desprendimiento, el ramillete de títulos supera ahora los 1.681 millones de euros en bolsa y no es una cesión única. Ni fincas ni cuadros ni enseres…, la Condesa de Fenosa sólo conserva en propiedad dos inmuebles heredados de sus padres. El ingente patrimonio hecho junto al fallecido esposo Pedro Barrié de la Maza no le pertenece. Primero él y luego ella misma cedieron todos los bienes a una fundación sin dueño y con la única tarea de promover el desarrollo económico, social y cultural de Galicia.Desprendida en haciendas y esfuerzo hasta la extenuación, la vida de la Condesa discurre conciliando las más opuestas dicotomias.Podía haberlo aparentado todo al ser de cuna ilustre e ilustrada. Nació en 1920 nieta de Pedro de Agar Bustillo, Regente de España con las Cortes de Cádiz. O haber cogido el relieve de una figura con gran proyección pública tras casarse con el dueño y presidente del Banco Pastor, y sucederle en el cargo a su fallecimiento en 1971, siendo la primera y única banquera de España durante tres largos lustros. Pero se camufla en el anonimato, vencida por la humildad y apabullante discreción. Tanta es la modestia que sólo ha concedido dos entrevistas, y las aceptó para rememorar la figura y proyectos de su esposo, sobre los que gira su existencia. "Mi vida está marcada por el amor a Galicia". Es casi la única concesión personal que realizaba a la prensa y resulta, paradojas de la vida, el mayor fruto conyugal. Para entender esa casi mística vocación es preciso acudir al Conde de Fenosa. Según contaba ella misma, su suegro quería que Pedro Barrié aprendiese a valorar el trabajo y se formase para presidir el banco familiar. Con 17 años, le envió a Inglaterra, Alemania y Francia. Cuando logró convencer al padre para regresar, Pedro Barrié se obsequió con una ruta por Galicia que le dejó tan consternado al descubrir la miseria en muchas aldeas que se juró luchar para evitar a sus paisanos una emigración forzosa para ganarse el pan. Promovió, por ejemplo, la creación de Fenosa y Astano, y rehusó fusionar el Pastor con Banesto por temor a que dejase de servir a su tierra. La vida le acerca a Carmela, hija de un primo, tras enviudar de la primera esposa. Ella tenía 33 años. El 63. "Sin darme cuenta, poco a poco me fui enamorando". Y, a pesar del sentimiento, pospusieron los esponsales una década, hasta que fallecieron sus padres. "Eran -dice- muy mayores y me necesitaban". Corría 1966. El mismo año, Don Pedro crea la Fundación con 3.300 millones de pesetas -dos tercios de su fortuna-. Años después y en su lecho de muerte, esa esposa que le prohibió que le regalase joyas promete seguir la misión. "Mis hijas son las obras de mi marido: Galicia. Se lo he prometido". Pronto cumplirá 87, aunque tampoco esto lo aparenta, y dicen que despacha todos los días en la Fundación porque mantiene intacta la ilusión de servir a su tierra.