La ausencia de un proyecto de futuro claro para las plantas de GM en Europa enfría las negociaciones con Magna nueva york / zaragoza. General Motors renacerá de sus cenizas convertida en una compañía nueva y mucho más esbelta. De hecho, cuando abandone la protección de las leyes de bancarrota estadounidense, tras las cuales no puede protegerse más allá de hoy, el nuevo fabricante contará con una deuda aproximada de 34.441 millones de euros frente a los 125.524 millones de euros registrados antes de cobijarse bajo la suspensión de pagos voluntaria. El juez que supervisa el proceso, Robert Gerber, denegó el pasado 7 de julio a los acreedores de GM que se oponían a la venta de activos a la nueva compañía poder realizar una apelación exprés. A cambio, la nueva GM accedió a responsabilizarse de los 34.441 millones de euros en deuda y beneficiar así a los tenedores de bonos. Durante la jornada de ayer entró en vigor la orden del juez Gerber para vender buena parte de los activos saneados de GM a una nueva compañía controlada por el Gobierno estadounidense, en colaboración con su homólogo canadiense y el sindicado de la Unión de Trabajadores del Automóvil (UAW, por sus siglas en inglés). El portavoz de GM, Tom Wilkinson, dijo que la venta de activos se llevará a cabo lo antes posible, aunque no quiso precisar las fechas. Por otro lado, el Comité europeo de GM rechazó ayer por unanimidad entrar a negociar el plan de ahorro propuesto por Magna para las plantas europeas, y por el que se podrían ahorrar alrededor de 265 millones de euros anuales durante cinco años. Los motivos de este rechazo obedecen a que la compañía austriaco-canadiense no ha incluido ningún epígrafe referente al proyecto industrial futuro en su memorándum. Un punto de vital importancia para los sindicatos, que no estarían dispuestos a dar luz verde a la negociación entre GM Europa y Magna sin que antes sea aclarado qué pasará con las fábricas del gigante automovilístico en Europa. La Federación Europea de Metalúrgicos -FEM- también ha rechazado cualquier negociación con Magna si ésta no detalla sus planes para las plantas de GM. El fabricante también recibió ayer una nueva oferta por el 51 por ciento de Opel de la Corporación Industrial del Automóvil de Pekín -BAIC-, que ascendería a cerca de 660 millones de euros, pero que incluiría el cierre de la fábrica de Amberes en Bélgica, que costaría su trabajo a más de 7.500 empleados.