Pide al sector de ahorros someterse a la disciplina del mercado y elevar el dividendo social MADRID. Cuando la cuestión de la internacionalización parecía que era la única opción de crecimiento para las cajas a las que el mapa nacional se les queda estrecho, el Banco de España se descolgó ayer recordando otra vía. Queda, casi sin explotar, las fusiones tan bien aprovechada por sus rivales los bancos. "No deberían ser descartadas como opción estratégica, siempre que las fusiones se planteen entre cajas con un escaso solapamiento geográfico y sectorial", aconsejó su máximo responsable, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, en el foro donde la Fundación de Estudios Financieros (FEF) presentó un informe que pone el acento ahí. La opción de las fusiones y, sobre todo, entre entidades de distinta comunidad autónoma siempre ha estado latente. Incluso la Ley Financiera intentó fomentarlas, pero se topan con barreras más políticas que normativas. Hoy por hoy, los gobiernos autonómicos tienen unas competencias sobre las cajas a las que no están dispuestos a renunciar. Uniones en la misma región se han quedado, incluso, en el camino porque ¿dónde se fija la sede? y, sobre todo, ¿a qué Administración se pagan los impuestos?Pero Fernández Ordóñez dejó caer el mensaje como "alternativa" a la expansión con oficinas, cuando existe tal grado de saturación en sucursales que abrir más es sacrificar margen, y la internacionalización no es accesible para todas. "Es -dijo sobre salir al exterior- una alternativa válida para cajas de suficiente dimensión, ya que puede fomentar la diversificación de los riesgos y de los ingresos percibidos". O, lo que es lo mismo: las pequeñas no. Cualquier plan de saltar fronteras debe estar además "basado en la prudencia", realizarse "de un modo gradual" y "analizándose caso a caso", como ocurrió con los bancos. Otra regla es que tenga lógica económica y "no debe responder a un mero intento de ganar tamaño".Pero lo que preocupa al supervisor es que las cajas se sometan a la disciplina del mercado como fórmula para controlar su gestión. Uno de los instrumentos que lo haría posible son las cuotas participativas, similar a las acciones y sin derechos políticos, pero se resisten a emitirlas por su elevado coste.Mayor Obra Social La Caixa ha encontrado una alternativa en la creación de un holding que sacará a bolsa. Fernández Ordóñez evitó pronunciarse por una u otra ruta e, incluso, consideró viables otras alternativas que liguen la rentabilidad con el resultado.Sólo dió un aviso sobre las cuotas: que no se vendan de manera masiva a particulares y se coloque una parte "significativa" a inversores institucionales, que son los que están capacitados para realizar una correcta evaluación del precio. A medida que se sometan a la disciplina del mercado, abogó por que potencien la inversión social. ¿Hasta dónde? El 26 por ciento del beneficio de las cajas va a Obra Social y el resto a reservas para capitalizarse. "Cabría pensar -dijo- en una mayor convergencia con la situación de los bancos" en dividendos. La banca distribuye casi la mitad del beneficio en dividendos.