La ex presidenta de Argentina está arrestada en Madrid a la espera de ser extraditada a su país"¿Derecha? ¿Izquierda? Yo mi partido (el Justicialista) lo manejo con las dos manos", decía Juan Domingo Perón, el tres veces presidente de Argentina, cuando se le preguntaba sobre su ideología. Pero durante su primer mandato (1946-54), su segunda esposa, la actriz Eva Duarte, la mítica Evita, fue su mano izquierda, la generosa con los descamisados, la promotora de los derechos de los trabajadores y del sufragio universal femenino. Mientras, Perón, que se miraba en el espejo de Mussolini, empleaba la mano derecha en mantener en orden la nación y a raya a los militares. Pero éstos, tras morir Evita en 1952, tumbaron en 1955 su segundo mandato, aprovechando el descontento social provocado por la ruina en que cayó Argentina tras la época de vacas gordas de la Segunda Guerra Mundial. En cambio, su tercera mujer, la corista María Estela Martínez, alias Isabelita, ejerció de mano derecha, la dura, la del látigo, cuando, en su calidad de vicepresidenta, relevó al general en la Jefatura de Estado a su muerte el 1 de julio de 1974, nueve meses después de que fuera elegido por tercera vez en las urnas. Isabelita escribió una de las páginas más negras de la historia de Argentina durante sus casi dos años de gobierno, que concluyó el 24 de marzo de 1976, cuando fue derrocada, acusada de malversación, por un golpe militar acaudillado por Videla, al que un año antes había colocado al frente del Ejército. No obstante, Isabelita, manejada como un títere por los sectores facistoides del peronismo, abonó, con su política represora, su corrupción y su nefasta gestión económica, el camino a la siniestra dictadura que sufrió Argentina entre 1976 y 1983. Analfabeta política y casi funcional, María Estela dejó el poder de facto en manos de su astrólogo y valido, José López Rega, conocido como el Brujo. Esta suerte de Rasputín argentino, desde su cargo de ministro de Bienestar Social, financió con fondos públicos la Triple A. Este grupo ultraderechista era la mano negra empleada por el régimen para secuestrar, torturar y asesinar a figuras de la izquierda, incluso de la izquierda peronista, a la que hoy dice representar el actual presidente argentino, Néstor Kirchner, instigador de los procesos judicales abiertos contra los crímenes de Estado de la dictadura y del Ejecutivo de Isabelita. Tras ser derrocada y encarcelada durante cinco años por la Junta Militar, fue liberada en 1981 y se radicó en una fastuosa mansión de Puerta de Hierro en Madrid, donde ya había vivido con Perón durante sus casi 20 años de exilio. El general, que sentía una atracción fatal por las mujeres de la farándula, la había conocido en 1955 en un cabaret de Panamá, donde era bailarina, aunque es argentina -nació en 1931 en La Rioja, cuna del ex presidente Carlos Menem, líder hoy de la derecha peronista-. Con ella partió a la capital española, donde intimaron con la familia Franco. Cinco años después se casaron, dicen que por recomendación del Caudillo.Isabelita no esperaba que su tranquilo retiro en Madrid iba a acabar el 12 de enero, cuando fue arrestada a la espera de ser extraditada a Argentina, donde los tribunales la reclaman acusada de autorizar las desapariciones de disidentes y de conocer las acciones de la Triple A.