bruselas. Una noticia buena y otra mala. Primero la buena: las comisiones que los bancos europeos cobran a sus clientes por hacer transferencias se ha desplomado entre 1993 y 2005. La mala: aunque en España también se hayan registrado rebajas considerables, es el segundo país más caro (sólo superado por Grecia) de los doce que participaban en la moneda única europea hasta la reciente entrada de Eslovenia en Eurolandia. En 1993, enviar a otro país europeo una transferencia por un valor equivalente a 100 euros le costaba al españolito de a pie 21,10 euros de comisión. Según un estudio de la Comisión Europea, en 2005 ya sólo le costaba 4. Pero la comisión media de la zona euro es de sólo 2,46 euros. Esta rebaja es resultado del reglamento comunitario que entró en vigor en 2001 y obliga a los bancos europeos a que las transferencias internacionales en euros y sacar euros en cajeros de otros países de la zona euro cueste lo mismo que si estas operaciones son nacionales. Es decir, transferir 100 euros de Madrid a París debe costar lo mismo que de Madrid a Cuenca; y sacar euros de un cajero en Bruselas con una tarjeta española, lo mismo que sacarlos en cualquier punto de España.La otra mala noticia es que el ejecutivo comunitario reconoce en su estudio que para compensar la notable rebaja de comisiones en las operaciones internacionales, ha habido un alza aunque mucho más limitada en las nacionales.