barcelona. Las cajas de ahorro catalanas rechazan las fusiones preventivas que anunció el presidente de la Generalitat, José Montilla, el pasado miércoles en el Parlament de Cataluña. Los directivos de estas entidades consideran que el gobierno catalán está aplicando al sector "un remedio antes de conocer la enfermedad" y creen que realizar una operación de concentración antes de conocer la nueva ley que preparan juntos Gobierno y Banco de España, supone "asumir un alto riesgo de equivocación". El pasado miércoles Montilla y sus socios de ERC pusieron de manifiesto su acuerdo para que cualquier movimiento de fusión entre cajas se produzca dentro de las fronteras catalanas y para que sea la Generalitat la que decida quiénes y con quién tienen que fusionarse. Con esta fórmula, la Generalitat considera que se vacuna al sistema catalán de cajas de la intervención del Banco de España, que está decidido a eliminar la capacidad de veto que actualmente tienen las comunidades sobre las fusiones de cajas entre diferentes autonomías. Montilla y Castells, tensos Las declaraciones de Montilla han pillado en fuera de juego a los directivos de las cajas, ya que el consejero de Economía catalán, Antoni Castells, no les había informado de que los movimientos de concentración deberían ser "ni tan inmediatos ni hacerse de forma tan precipitada como insinuó Montilla". De hecho, fuentes del departamento de Castells también han reconocido que las declaraciones del president les sorprendieron. Actualmente hay diversas consultoras que trabajan sobre hipotéticas reordenaciones del mapa financiero catalán. Por un lado, podrían fusionarse las tres cajas de fundación público y controladas por las diputaciones provinciales (Catalunya, Tarragona y Girona). Por el otro, las otras seis cajas pequeñas (todas de fundación privada y no controladas por la administración) han trabajado en la creación de un holding del que dependerían las seis entidades: Penedés, Sabadell, Terrassa, Laietana, Manresa y Manlleu. Este holding se encargaría de garantizar la solvencia, de realizar las emisiones de deuda y tendría el rating. Además, agruparía activos y haría las grandes operaciones de crédito. Esta fórmula permitiría una transición suave y con menos despidos. Sin embargo, esta solución no es la que quiere ahora Montilla.