El ex secretario del Tesoro y el presidente de la Reserva Federal, bajo sospechawashington. El drama que rodeó la compra de Merrill Lynch por parte de Bank of America a finales del año pasado continúa. Si algunos accionistas del banco han puesto en entredicho el papel del consejero delegado de la compañía, Kenneth Lewis, en las negociaciones, ahora el máximo dirigente de Bank of America acusa al ex secretario del Tesoro, Henry Paulson, y al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, de presionar al consejo de administración de Bank of America para no hablar sobre las dificultades de Merrill. Petición de silencio Así, Lewis, quien en febrero compareció bajo juramento ante el fiscal general de Nueva York, señaló a los fiscales que tanto Paulson como Bernanke le dieron instrucciones de mantener silencio sobre las crecientes dificultades de Merrill, el maltrecho banco de inversión que evitó la bancarrota gracias a que Bank of America accedió a su compra. Como parte de su testimonio, a cuya transcripción tuvo acceso el The Wall Street Journal, el consejero delegado de Bank of America indicó que el Ejecutivo deseaba que se mantuviera en silencio mientras ambas partes negociaban fondos del Gobierno para ayudar a que el banco absorbiera Merrill y sus enormes pérdidas. Fuentes oficiales cercanas a Bernanke no tardaron en desligar al presidente del banco central norteamericano de estas acusaciones. Sin embargo, la testificación de Lewis ante Cuomo pone de manifiesto cómo las autoridades federales de entonces recomendaron al ejecutivo no informar a los accionistas del banco sobre la compra de Merrill, cuyas pérdidas alcanzaron los 15.840 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2008. Por aquel entonces, el Gobierno defendió dichas presiones, dado que las circunstancias no eran normales y, posiblemente, la quiebra de Merrill hubiera supuesto una bomba de relojería para el sistema financiero norteamericano.