La polémica se suma a las diferencias por la renta mínima o los 'coronabonos'Las últimas intervenciones del Gobierno se han convertido en una colección de dimes y diretes en la que los ministros chocan entre sí con sus diferentes planteamientos sobre cómo abordar la crisis del coronavirus, evidenciando así la falta de consenso entre los miembros de PSOE y Podemos. En esta ocasión, la última en dar la nota discordante volvió a ser la ministra de Economía, Nadia Calviño, que desdijo a la facción de Podemos en el Gobierno en lo referente al regreso a la actividad del sector turístico español adelantando que volverá "lo antes posible". En este sentido, la titular de la cartera de Economía adelantó que no tienen un "calendario oficial" para la vuelta del turismo en España, pero "espera" que se pueda llevar a cabo la campaña de verano. "Nuestra intención es avanzar lo antes posible, pero dentro de las recomendaciones y las garantías de salud", argumentó ayer Calviño durante su intervención en la rueda de prensa posterior al consejo de ministros. Estas palabras chocan de lleno contra el plan inicial de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que daba por hecho que esta industria sería de las últimas en volver a la actividad según un plan de desescalada en dos fases, retrasando ese momento hasta el final del año. Las declaraciones de Díaz junto a las del ministro de Consumo, Alberto Garzón, –que hacía un llamamiento a la prudencia y pedía "dejar en cuarentena" las reservas del verano– fueron recibidas por la industria turística española como un jarro de agua fría, que alertó de unas pérdidas de 12.4000 millones de euros. Así, las palabras de estos dos ministros fueron calificadas de "letales", de "barbaridad y temeridad" por la Mesa del Turismo, un sector que representa el 12,5% del PIB de España. Sin embargo, el guiño al sector de ayer de Calviño se suman al mensaje de tranquilidad de la ministra de Industria, Reyes Maroto, que también aclaró que el sector tendrá un "tratamiento especial" por su importancia en la economía del país, lejos de las palabras del vicepresidente, Pablo Iglesias, partidario de desvincular a España de esta fuente de riqueza. "Nuestro país no puede depender exclusivamente de los sectores económicos que han sido hegemónicos en España en las últimas décadas, como el inmobiliario o el turismo. El turismo siempre va a existir en España, va a ser fundamental, vamos a tener que protegerlo, pero nuestro país tiene que diversificar su producción", decía Iglesias en Cuarto Poder. En cualquier caso, la disparidad de opiniones sobre el regreso a la actividad del sector turístico es solo un ejemplo de las contradicciones del Gobierno en los últimos días, que ha evidenciado un problema de comunicación entre las dos formaciones dejando atrás la "voz única" que anunciaban con motivo de la formación del Ejecutivo. Por ejemplo, la semana pasada se volvieron a evidenciar las luchas internas por la polémica renta mínima. El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, confesó haberse enterado "por la prensa" de la presentación de esta medida, que finalmente se retrasó, y cuya redacción –en teoría– quedaría en manos de su ministerio. Iglesias argumentó entonces que "el presidente y yo resolvimos" que la renta mínima vital se empiece a impartir "en mayo", y no dentro de unos meses, como daban por hecho casi todo el consejo de ministros. Sin embargo, Calviño volvió a ejercer como dique de contención y echó ayer un capote a Escrivá para reforzar su papel en el desarrollo de esta medida. "Con el liderazgo del ministro Escrivá seguimos haciendo ese trabajo a la mayor velocidad posible con el fin de que cuanto antes podamos tener este mecanismo". Ayudas necesarias para la recuperación de un país que tampoco coinciden cómo financiar. Mientras el presidente del Gobierno tiene que dar la cara mañana frente a sus homólogos europeos para defender los coronabonos, medida que todos saben que su socio en el Ejecutivo rechaza.