madrid. En la pasada primavera, dos avionetas de la misma escuela de vuelo se estrellaban en el aire, muy cerca del aeródromo de Casarrubios del Monte, en Toledo. Dos muertos y dos heridos fueron el negativo balance del accidente. La reacción de las autoridades fue amenazar con el cierre del aeropuerto y la Dirección General de Aviación Civil anunció que investigaría el suceso. Pasaron los meses y en septiembre otro siniestro en la misma zona, en la localidad madrileña de El Álamo, acabó con otro herido muy grave."Ese es nuestro sino. Sólo se acuerdan de nosotros cuando ocurre una catástrofe. Pero ¿sabe cúal es la verdadera lectura que nadie ha dado de estos incidentes? Que cómo el tráfico aéreo para aviación general está muy restringido en Cuatro Vientos nuestros profesores tienen que hacer prácticas en este aeropuerto toledano, que no tiene ni torre de control", se lamenta Tomás Marqués, presidente de la Agrupación de Escuelas de Formación Aeronáutica (Aefa).Sin prioridadEsta asociación lleva luchando varios años por ser escuchada y por resolver problemas como el de Casarrubios del Monte, que tiene que llevarse buena parte del tráfico de Cuatro Vientos porque la aviación no comercial no es considerada prioritaria."Es incomprensible. Somos uno de los países europeos con menos saturación del espacio aéreo y, además, tenemos mejor climatología, pero no lo aprovechamos para liderar las escuelas de vuelo deportivo, un negocio mucho más desarrollado en países como Francia y Alemania", dice Marqués, que es también piloto de aviación comercial.¿Cómo se puede resolver esta situación? Para el responsable de la Aefa el primer cambio necesario es tener una mayor agilidad administrativa. La formación de pilotos de aviación deportiva se regula a través de la Joint Aviation Regulation (JAR), que marca una estricta reglamentación en todos los ámbitos del negocio: permisos de aeronavegabilidad, asignación de inspectores, etc. El problema es que mientras que en otros países se resuelve de una manera más eficaz, en España no se tramita con la agilidad necesaria.La lentitud administrativa y las pocas alternativas aéreas para dar las clases perjudican a España y a sus pilotos, que se sitúan en un nivel competitivo muy inferior al de la mayoría de sus colegas de la UE y de Estados Unidos. "Hemos perdido oportunidades irrepetibles como cuando Lufthansa se planteó crear una escuela de pilotos en España. Después de tantear la situación, el centro de formación acabó en Croacia". ¿Tendrán los profesores de pilotos otra oportunidad como esta en el futuro?