Tretas para financiar a RTVE
El Ministerio de Hacienda se plantó ante la difícil situación a la que el expresidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, condujo a la Corporación. Era de todo punto injustificable que González-Echenique reclamara más financiación a cargo de los fondos públicos, después de protagonizar una muy negativa gestión, marcada por decisiones como elevar en un 35% los gastos de personal desde 2007, es decir, en plena crisis. La herencia de González-Echenique fue una radiotelevisión pública deficitaria y en mínimos de audiencia y de credibilidad.
Con la llegada de José Antonio Sánchez, acompañado de propuestas sensatas como es el regreso de la publicidad que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero proscribió, fue posible vislumbrar una futura RTVE más pequeña y eficiente, capaz de buscar por sí misma sus recursos.
Sin embargo, movimientos recientes en el ente público suponen pasos atrás en esos propósitos. Es el caso de la negociación que Sánchez mantiene con Hacienda, aprovechando las facilidades que ofrece la reforma fiscal, guiada por el propósito de lograr una exención del pago del IVA, lo que implicaría un ahorro de casi 100 millones al año.
El mismo espíritu parece guiar la intención de salvar a Teledeporte del cierre a través del patrocinio de un organismo público como es Loterías, que supondría un desembolso de 15 millones al año. Una RTVE que siga atada a los Presupuestos del Estado, sea de una forma manifiesta, como pretendía González-Echenique, o recurriendo a subterfugios, no es el modelo que España necesita de televisión pública. Por el contrario, el camino correcto pasa por entrar en el juego de la competencia junto a las cadenas privadas.