Editoriales
Telefónica encara el reto brasileño
La compañía presidida por César Alierta ha anunciado su interés por comprar a Vivendi su filial brasileña, Global Village Telecom (GVT), valorándola en 6.700 millones de euros. El objetivo de la multinacional española consiste en integrar GVT en Telefónica Brasil mediante el pago en efectivo de 3.950 millones de euros a Vivendi. La operación responde a un viejo deseo de Alierta, quién ya pujó hace casi cinco años por una compañía que entonces prefirió la oferta de Vivendi. La combinación de Vivo (la filial que Telefónica tiene en Brasil) y GVT creará el mayor operador de telecomunicaciones integrados del país latinoamericano, en línea con la estrategia que Telefónica desarrolla en sus mejores mercados.
De esta manera, Alierta va desenredando poco a poco la madeja regulatoria que atenazaba al grupo en Brasil, por culpa de su incómoda participación en Telecom Italia, matriz de TIM Brasil. La salida de Telefónica de Italia estaba cantada desde que hace unas semanas redujo su participación a la mitad. La apuesta de la española es contundente, pero no exenta de riesgos. De hecho, la operación asustó a los mercados y el valor cayó en bolsa un 1,71 por ciento. También hay temor en el accionista de que Telefónica choque de frente contra un mercado que, como todos los emergentes, ha echado el freno al crecimiento. No obstante, Brasil tiene un gran potencial para reaccionar y sus previsiones son seguir creciendo. Con la compra de la operadora carioca, Telefónica se asegura el negocio brasileño, despeja las incertidumbres regulatorias y evita que GVT caiga en manos de la competencia.