Editorial: La deuda lastra la recuperación...
En 2013 la deuda pública puede bajar del 94,3% del PIB previsto y en 2015 y 2016 "se estabilizará en el entorno del 100% del PIB, que son niveles sostenibles". Estas palabras del secretario de Estado del Tesoro, Íñigo Fernández de Mesa, son la forma eufemística de anunciar que va a ser difícil bajar nuestro nivel de endeudamiento que en 2014 seguirá creciendo. Las previsiones nos alejan de la normalización, que es tener una deuda pública inferior al 60% del PIB. Un objetivo que se persigue alcanzar en 2020, lo cual es muy difícil pese a la ayuda importante que supone la bajada de la prima de riesgo y la caída de los tipos de interés que conlleva.
Con estos resultados el Gobierno no puede sentirse orgulloso, ni tranquilo. Más cuando la deuda es el reverso de la moneda del déficit, un problema lejos de estar resuelto (5,8% en 2014, cuando el techo máximo es el 3% del PIB). Ello nos obliga a seguir pidiendo prestado. Este año vamos a necesitar 65.000 millones. De esta cantidad, el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) se llevará 23.000 millones -la misma cantidad que en 2013- porque las CCAA, aunque cumplirán en 2013 con el objetivo de déficit, siguen gastando más de lo que ingresan e igualmente le sucede al Estado.
Con toda probabilidad vamos a salir del agujero al que nos ha llevado esta crisis, pero no lo haremos adecuadamente si no solucionamos los problemas de fondo. Esto supone reequilibrar nuestras cuentas, lo cual no será posible sin concluir la reforma de las Administraciones Públicas y sin una reforma fiscal que genere más recaudación pero no aumente impuestos. Si el Ejecutivo abandona las reformas, saldremos con desventaja de la crisis y seguiremos apuntados al furgón de cola de la Eurozona.