Editoriales

Editorial: El contrabando de tabaco se dispara



    Las cajetillas de tabaco de contrabando representan ya el 12% del total nacional y de seguir la tendencia pueden llegar al 20% a no mucho tardar. En las zonas fronterizas este porcentaje se dispara y supera el 30%. La cuarta subida de impuestos de este producto en el curso de dos años y el paro han multiplicado la venta ilegal de tabaco. Desde Canarias y, sobre todo, desde Gibraltar llega a la Península la mayor parte de la mercancía fuera de control. La colonia británica es el principal canal de entrada en España del tabaco de contrabando a un precio con el que los estanqueros no pueden competir. Curiosamente, las importaciones de Gibraltar a la industria tabaquera española -139 millones de cajetillas anuales- se han multiplicado 3,5 veces en los seis últimos años, cuando el peñón tiene una población de 29.000 habitantes. El cuantioso excedente regresa a España rebasando los controles aduaneros.

    La subida de la tributación del tabaco no suele encontrar demasiado rechazo social. De hecho cualquier ministro de Hacienda sabe que, a diferencia de otros impuestos, siempre se encuentran buenos argumentos para justificarlos. El problema de abusar de esta herramienta, como ahora sucede, es que el contrabando se come todo el efecto de la subida tributaria. Sin contar las derivadas de orden delictivo y el establecimiento de mafias atraídas por un negocio ilegal que, a diferencia del tráfico de drogas, no suscita rechazo social, aunque es muy dañino para la economía y los ingresos del Estado. La política fiscal de Cristóbal Montoro está provocando el incremento del contrabando y la economía sumergida, sin que se aprecien más que gestos de cara a la galería para acabar con el fraude.