Editoriales
José Ramón Pin Arboledas: Tormentas
¿Recuerdan la película La tormenta perfecta? El barco Andrea Gail del capitán Billy Tyne (George Clooney) es arrollado por una ola gigantesca al arriesgarse demasiado para mantener una gran pesca, después de algunos fracasos anteriores. Otros capitanes de barcos albacoreros, más prudentes, permanecen en puerto a la espera de nuevas oportunidades.
Esta semana hemos tenido dos tormentas. Una a cada lado del Atlántico. La de más allá climática, la de aquí política. En la costa este de EEUU, azotada por el huracán Sandy, el capitán de la nave, el presidente Obama, ha decidido trasladar su campaña electoral de los mítines a la TV. ¿Qué mejor campaña que tomar el papel de jefe del Estado y sus fuerzas armadas para defender a la población de un desastre natural? No parece que el navío demócrata vaya a naufragar en la tormenta. Antes bien, puede llegar a puerto en olor de multitud: buena pesca de aplausos y quizás? votos. El olfato electoral del primer presidente afroamericano de la historia y su posición demócrata, sensible a los desfavorecidos, le han señalado que la tormenta es un riesgo, pero también una oportunidad. Importante es notar que la oportunidad y el riesgo son sobrevenidos, él no los ha fabricado.
En la tormenta política de esta orilla dos barcos autonómicos han tomado decisiones distintas. El vasco ha decidido bordearla, de momento, quizás enseñado por aventuras anteriores (¿Ibarretxe?). El catalán ha decidido atravesarla por el centro. Las olas serán gigantescas. Si las supera salvará la pesca; en caso contrario? ¿Hay tiempo para rectificar y bordear la tormenta? ¿Tiene su nave envergadura suficiente para superar con éxito las olas de 25 metros o más que le esperan? ¿Chocará con otros barcos al perder el control y les hará vías de agua? El futuro lo dirá. Ésta no es una tormenta sobrevenida. Muchos han creado el hipocentro que la ha generado. Pero sus olas no son para hacer surf; pueden ser demasiado peligrosas.
José Ramón Pin Arboledas. Profesor del IESE.