Tras la detención en Japón esta semana del que fuera presidente de Nissan y Renault y de la alianza de ambas, Carlos Ghosn, las acciones de la compañía francesa han estado en el ojo del huracán. Las autoridades detuvieron al ejecutivo por incumplir presuntamente la ley fiscal del país al ocultar algunas cifras de su sueldo. Algo que no ha gustado al mercado y que ha provocado un descenso en sus títulos cercano al 10% en dos días.
Renault ha llegado a perder casi 2.000 millones de capitalización bursátil desde el suceso. Incluso algunos analistas como Norddeutsche Landesbank han retirado la recomendación de compra que otorgaban a sus títulos antes del escándalo, deteriorando así el consejo medio que el consenso de mercado emite sobre ella.