Perdido el martes el bautizado por Ecotrader como gran soporte europeo –los 11.500 puntos del Dax 30 alemán–, las bolsas están pendientes ahora del nivel clave de Wall Street, el soporte urbi et orbi, o lo que es lo mismo, de los 2.532 puntos del S&P 500 de los que depende la bolsa mundial y de los que el índice estadounidense de referencia se encuentra a un 6%. Mientras el S&P 500 se dirige hacia ese nivel crucial, bajo el que se confirmaría un mercado bajista, lo que se puede esperar en cada plaza bursátil es volatilidad y caídas justificadas o injustificadas, que difieren de una realidad fundamental que apunta a una desaceleración del crecimiento económico y de los beneficios empresariales pero no a un agotamiento del ciclo expansivo.
De hecho, este viernes de madrugada, las plazas asiáticas han seguido desangrándose, anticipando los peores augurios de cara al cierre semanal europeo y estadounidense. En Wall Street, cotizarán los resultados de Amazon y Alphabet y los futuros adelantan ya el drama, con ambos gigantes de la tecnológica cayendo en el after hours tras el rebote del jueves.
Vaya, exactamente lo que se ha visto esta semana: en la que el Dax o el Ibex, tras ceder soportes el martes, llegaron a subir más de un 1% y a caer en la misma proporción durante el transcurso de las sesiones del miércoles y el jueves, escenificando los nervios que reinan en las mesas donde se toman las decisiones de inversión. O en la que el Vix, que mide la volatilidad y que es conocido como el índice del miedo, volvió a repuntar hasta máximos de febrero. No habrá paz en las bolsas europeas hasta que los índices cierren, precisamente, los huecos bajistas del martes. Para ello, la referencia alemana, el selectivo director en el Viejo Continente, debe superar los 11.525 puntos y el Ibex 35 los 8.808 enteros. "La sobreventa pide un rebote a gritos", confiesa Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, pero no existe ninguna prueba desde el punto de vista técnico aún de que se haya producido un agotamiento vendedor. El Dax y el Ibex acumulan pérdidas cercanas al 14% en 2018 y van camino de cerrar el peor mes desde agosto de 2011, en el caso del primero, y de enero de 2016, en el supuesto del segundo. Y hay para todos: de haberse cerrado octubre ya, sería el mes más bajista desde 2008 para el Nasdaq 100, y, en la misma línea, el CSI 300, uno de los índices más relevantes de China, se desploma un 21% desde que arrancó el año.
Parece que el mercado está ensayando el fin del ciclo expansivo y con las caídas de los últimos días está poniendo en cuestión el crecimiento económico y de los beneficios empresariales, que no es tal en las previsiones de instituciones y analistas. Eso sí, los expertos empiezan a acusar al proceso de normalización de la política monetaria en el que está inmerso la Reserva Federal (Fed) de este contexto, aunque lo cierto es que la madeja de incertidumbres entre las que se mueven los activos financieros es todo un crisol: los tambores de guerra comercial resuenan recurrentemente, el Brexit exhibe su complejidad, Italia mantiene el pulso con la Unión Europea (UE), las elecciones de este domingo en Brasil traen a otro presidente impredecible y el mundo occidental se relame ante las formas antidemocráticas de Arabia Saudí, uno de sus aliados estratégicos más importantes durante décadas.
La incertumbre está garantizada, sobre todo después de que hasta Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), reconociera este mismo jueves que los últimos datos económicos muestran una "debilidad superior a la esperada". Con todo, el italiano mantuvo la hoja ruta de la institución.