Reina la indecisión en las bolsas. Sobre todo en Europa, donde los inversores no son capaces de medir las consecuencias de la guerra arancelaria y mantienen a los índices en tierra de nadie. Con más motivo cuando Estados Unidos y China cambian de campo de batalla: del comercial a las divisas.
En el gigante asiático tanto las decisiones oficiales como a las extra oficiales llegan al resto del mundo como un eco, distorsionado sí, pero, en ocasiones, ensordecedor. El último movimiento ha sido de los que no se comunican aunque buscan claramente un impacto. Según los analistas que reúne Bloomberg, China ordenó este viernes a varios bancos vender dólares para frenar el desplome del yuan en su cruce con el billete verde para que los rumores de que su propio banco central ha provocado su depreciación para contrarrestar los aranceles de la Administración de Donald Trump se disipen.