El mercado se puede entender hoy como un puzzle en el que las distintas piezas –bolsa, divisas y renta fija– se han ido encajando, estableciendo correlaciones, pero en el que sigue faltando el fragmento clave y decisivo, el que está en manos de los banqueros centrales: los tipos de interés.
El 15% que se aprecia el euro frente al dólar, desde los mínimos de diciembre del año pasado, y los 23 puntos básicos que cae el diferencial entre la rentabilidad del bono a 10 años estadounidense -el T-Note- y la del papel alemán -el Bund-, desde el máximo que alcanzó también en el último mes de 2016, es una de las correlaciones que, en los últimos meses, han hecho encajar dos piezas del mercado. En este caso, las divisas y la renta fija.