El estancamiento de la agenda política del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta Wall Street y, por tanto, uno de los principales objetos de análisis para las firmas de inversión. La incapacidad que ha demostrado hasta ahora para derogar el Obamacare, la reforma sanitaria de su antecesor en la Casa Blanca, hace que el resto de sus iniciativas también se pongan en cuestión, aunque ya hayan sido descontadas por el mercado. Esta incertidumbre lleva a la gestora de Deutsche Bank a advertir de que Wall Street caerá "un 7% o más" si las medidas fiscales anunciadas a bombo y platillo no salen adelante.
En su escenario base, Deutsche Bank confía en que la liberalización financiera -"que será positiva para los bancos estadounidenses porque obtendrán rentabilidades más altas del efectivo y afrontarán menores requisitos de capital"-, la reducción del impuesto de sociedades -"que incrementará en 5 dólares el beneficio por acción (BPA) promedio del S&P 500"- y el proyecto de ley sobre repatriaciones -"que se traducirá en más recompras de títulos y otro incremento del BPA del 1,5%- serán aprobadas en 2018.
"Estas medidas están descontadas por el mercado estadounidense", continúa la gestora alemana, que, por esta razón, alerta de que "de no salir adelante, calculamos que el impacto negativo para Wall Street podría ser de hasta un 7%, o incluso más si también resulta probable que fracasen otras reformas políticas".
El principal test para Trump a corto plazo es levantar apoyos para la derogación del Obamacare (este martes se producirá una votación crucial). Un reto que ya le está costando buena parte de su credibilidad. "Si no logra aprobar una reforma sanitaria a gran escala antes de las elecciones legislativas del próximo año, esperamos que adopte una postura más agresiva sobre el comercio como forma de cumplir la agenda política que prometió en campaña electoral", considera Shawn Golhar, analista de Barclays.
Más allá de la evolución de las reformas que el mercado compró con la llegada de Trump al poder en noviembre del año pasado, "las bolsas siguen sensibles a los movimientos del precio del petróleo y al comportamiento del dólar", incide Deutsche Bank, que considera que "si hay un periodo prolongado de debilidad de la divisa estadounidense, las compañías se verán beneficiadas, pero si la depreciación va acompañada de retrasos o fracasos en la agenda política, revisiones a la baja de los beneficios de las empresas energéticas y otros factores negativos, entonces las acciones podrían rendir menos".
Este escenario lleva a la gestora del banco alemán a sobreponderar la renta variable de este lado del Atlántico. "Somos bastante más optimistas acerca de Europa, debido a los nuevos indicios de mejora económica y el fuerte crecimiento de los beneficios, junto con unas revisiones al alza de los mismos", concluye.