Hace 50 años que Stanley Kubrick llevó a las salas de cine de todo el mundo su particular 2001: Odisea en el espacio. En aquella película, considerada uno de los máximos referentes del cine de ciencia ficción, una manada de gorilas, temerosos y asustadizos, en la que imperaba la ley del más fuerte, evolucionaron repentinamente tras la aparición de un gran monolito negro de origen extraterrestre. Se presupone que, desde entonces, esta gran piedra les dio fuerza suficiente para empezar a utilizar los instrumentos de que disponían para empezar a conquistar otros lugares y expandirse. Parte de la banca tiene su monolito de supervivencia más cerca de la mano.
Con la mirada puesta en una subida de tipos que se ha vuelto a adelantar tras las palabras de Mario Draghi hablando de la fortaleza de la zona euro esta misma semana, el incremento del precio del dinero se prevé ya para junio del próximo ejercicio. De confirmarse, la noticia daría fuerza suficiente al sector financiero -acechado por las dudas sobre la solvencia de sus balances y, sobre todo, de sus activos inmobiliarios- para dejar florecer unos beneficios más abultados a partir de 2020 y reforzar el rally bursátil de los últimos meses. Lo llamativo es que ni siquiera la espectacular revalorización que vivieron las entidades españolas ha sido suficiente para cambiar la opinión de los analistas, muy escépticos con respecto a incluir bancos en cartera. CaixaBank, la más alcista de todas las entidades desde que el 4 de octubre del año pasado se pusiera sobre la mesa el primer rumor acerca de una subida, ha duplicado su tamaño hasta capitalizar cerca de 25.600 millones de euros. Entonces, ¿cuándo será el momento de volver a ver bancos con recomendación de compra? El problema es que quien quiera comprar puede hacerlo demasiado tarde, como se ha demostrado en el último medio año.
La banca tradicionalmente siempre ha ofrecido un descuento en su cotización respecto a otros sectores. Aunque las valoraciones se han encarecido bastante en los últimos años, siguen siendo atractivas. De media, los bancos españoles cotizan a un precio sobre su valor en libros de 0,8 veces (si se excluye a Bankinter, cuyo valor contable es de 1,7 veces). Las últimas operaciones corporativas han demostrado, además, que el inversor sigue sin estar dispuesto a comprar si no es con un importante descuento sobre su valoración: Unicaja ha salido a bolsa con un descuento sobre sus libros del 52%, prácticamente el mismo que ha pagado Bankia por BMN (ver página 8 y 9 del tema de la semana). ¿Llegarán hasta los más pequeños a ver la subida de tipos? Hay quien cree que el sector en España está destinando a vivir una nueva ola de fusiones y en ella se incluye a Liberbank y a Unicaja.
El inversor que decida comprar banca hoy lo hará con un descuento por PER (número de veces que la acción recoge en precio el beneficio) del 13% respecto al Ibex -una vez más sin Bankinter en la cuenta-. El descuento aumenta de cara a los próximos años en los que la banca pasa de un multiplicador medio de beneficios de 13 veces, a 11,4 en 2018, 10,2 en 2019 y caerá a 9 veces en 2020. ¿El motivo? No es otro que una importante mejora de sus ganancias, que podría repercutir, además, en un aumento de la rentabilidad por dividendo sólo con que las entidades mantengan su ratio de payout, aunque podrían dar un paso más allá si el espejo en el que se miran es EEUU. Allí, hasta siete grandes firmas financieras, entre ellas las big four (Citi, Goldman Sachs, JP Morgan y Bank of America) han recibido el visto bueno de la Fed para aumentar el dividendo, básicamente, porque necesitaban dar salida al capital que han venido acumulando estos años para cumplir con los requisitos, que ahora -de vuelta a una política monetaria normalizada- vuelven a ser menos estrictos. Lógicamente, Europa está aún lejos de llegar a este punto.
"De aquí a diciembre cuanto más tardemos en comprar banca, menor margen de beneficios vamos a tener. Yo recomiendo hacerlo casi inmediatamente", comenta con rotundidad Gustavo Martínez, analista de XTB, siguiendo la teoría de que el tren puede marcharse antes de lo que se piensa. Sin embargo, es innegable que para muchos ese tren ya partió. "El que comprase bancos hace un año ha hecho una gran inversión, pero ahora nos encontramos en un momento en el que ya tienen mucho descontado", asegura Daniel Pingarrón, de IG, que se dice "escéptico" respecto al sector y recomienda esperar "a finales de este año" como mínimo. Aunque no es el único más partidario de ser paciente. En ese mismo bando está también quien prefiere comprar en correcciones que podrían llegar después del verano. "Sería el momento de entrar antes de que las cotizaciones empiecen a reflejar una subida de tipos a finales de año", reconoce Jacobo Blanquer, consejero delegado de Tressis Gestión. Y es la misma línea que argumenta Nuria Álvarez, de Renta 4, para pensar que "aún es pronto teniendo en cuenta?, dice, "que el negocio sigue débil en términos de volúmenes, un Euribor en zona de mínimos y el cumplimiento regulatorio (con Basilea III)". Pero, ¿y si llegara la gran caída de la banca? Entonces, aprovecharían para "entrar en valores como Santander (mejor después de conocerse el precio de la ampliación de capital que hará en julio), Liberbank o, por múltiplos, Sabadell, siempre hablando de una inversión con un horizonte temporal a largo plazo". La menor entidad cotizada por capitalización es, por cierto, la que verá incrementar más sus ganancias en los próximos cuatro años. Su beneficio subirá un 76%, partiendo, claro, de números infinitamente más bajos. En 2020 se estima que gane 140 millones de euros (ver gráfico) y es que su propio presidente ha reconocido que son de las entidades "con una mayor sensibilidad a una subida de tipos" por peso inmobiliario. En esta línea se encuadran también las dos catalanas, CaixaBank y Sabadell (las más alcistas del año en bolsa), gracias al importante porcentaje que suponen las hipotecas sobre su total de préstamos.
Atrás queda un duro trabajo de saneamiento, de fusiones, de aumentos de capital... que han allanado el camino a la esperada subida de tipos. Banco Santander alcanzará un beneficio histórico de 9.900 millones en 2020, lo que supone un aumento del 42% respecto a los 7.000 millones previsto para este año. BBVA rozará por entonces los 5.600 millones, un 32% más (ver gráfico). Y así el resto de firmas financieras que, de media, verán aumentar sus ganancias un 38% en el cuatrienio con el consecuente impacto en el dividendo. En 2020 todos los bancos nacionales ofrecerán una rentabilidad superior al 4,5% y, si nada cambia, será en metálico, después de que Santander, BBVA y Sabadell hayan renunciado al scrip este año (ver gráfico).
Lo llamativo es que, aunque todas las entidades reconocen que el impacto será muy positivo, son pocas las que se atreven a calcular cuánto supondrá de beneficio extra, sobre todo, en un primer momento en el que se espera que la subida de tipos se traslade directamente a las ganancias, ya que supondrá un aumento de lo que cobran por los préstamos, sin que se eleve la rentabilidad de lo que pagan por los depósitos. "Como pronto se hará notar en el primer trimestre de 2019, aunque la mejora clara de los márgenes y de los ROE llegue a mediados de 2018", apunta Ignacio Cantos, de Atl.