La bolsa estadounidense cerró con pérdidas inferiores al 1%, en un día en el que el precio del oro negro sufrió descensos más significativos. La fortaleza del dólar fue la responsable de las caídas de las materias primas, que se contagiaron a la renta variable.
Los viejos fantasmas volvieron ayer a la bolsa, aunque en esta ocasión sin tener que llorar pérdidas importantes. Los principales índices estadounidenses acompañaron al petróleo en su descenso, y cerraron la jornada con caídas no demasiado preocupantes: el Dow Jones industrial cerró con un descenso del 0,45%, en los 17.502,59 puntos, mientras el S&P 500 cedió un 0,64%, hasta los 2.036,71 puntos. Por su parte, el Nasdaq 100 tecnológico cerró con una pérdida del 0,79%, en los 4.402,559 puntos.